Capítulo 4.- TE VEO COMO A UN HERMANO.

1236 Words
Yun-Daniel recordaba que desde que vio a la pequeña Kyomi sintió algo por ella, era una necesidad de cuidarla, le gustaban sus bonitos ojos, le gustaba el modo en el que sonreía, sentía que verla estar a salvo era su deber, su propósito en esta vida, que había nacido para eso. Con el tiempo creyó que esa pequeña obsesión no crecería, que se extinguiría, pero cada que la veía, sentía que esa obsesión se convertía en algo más, y quiso convencerse así mismo de que no era importante, lo negaba si alguien se lo preguntaba, ella vivía lejos y cuando se iba sentía que la chica le arrancaba pedazos de él. Odiaba sentirse rechazado por ella. –¿Es verdad que llevas dos días doblando turno?. Yun-Daniel la miró de reojo y no respondió, estaba un poco enojado con ella, pero aún no lograba averiguar ¿por qué?. —¿A qué necesitas que te ayude?. De nuevo Yun no respondió, sólo continuó caminando, llegaron hasta una oficina y entraron en ella, Kyomi lo miraba con atención, él dejó sus cosas sobre un sofá y se sentó detrás de un escritorio, miró a la chica y se sobó los nudillos. –¿Y bien?. —¿Por qué hablas tanto? —preguntó él, no la cuestionaba de un modo grosero, de echo sonaba cómo una pregunta sincera, como si él quisiera saber en qué pensaba ella. Kyomi miró a su alrededor y suspiró. —¿Estas enojado?. —¿Por qué lo dices?. —Por qué cuando estas enojado sueles hacer eso— dijo ella y señaló sus manos. Con su mano derecha sobaba los nudillos de su mano izquierda, era algo que hacía sin darse cuenta, y lo hacía para calmarse así mismo. —No estoy enojado, estoy… molesto. —¿Por qué? —preguntó Kyomi y caminó hacia un pequeño librero que había ahí, todos eran libros de medicina. —No importa. —Bueno, ¿Necesitas que haga algo?, ¿O solo querías huir de tu novia?. —No es mi novia. —A mi me parece que si lo es, es bonita. Yun-Daniel se puso de pie y caminó hasta Kyomi, ella solo lo miró sin apartar la vista. —¿Has besado a alguien?—preguntó él mientras observaba los suaves labios de ella. —¿Qué?. —Jugamos ese juego tonto cuando éramos jóvenes, verdad o castigo, y te tocó besar a alguien… —Si, a ti. —Y luego de eso, ¿Has besado a alguien?. Kyomi negó, era verdad, su primer beso había sido con el guapo Yun-Daniel, lo miró con los ojos muy abiertos cuando él empezó a invadir su espacio personal y su espalda chocó contra aquel librero. —¿Qué haces? —preguntó ella un poco preocupada. —Ya eres mayor de edad, he esperado un poco por esto, pero no lo haré si tu no quieres. —¿De qué hablas Yun?. —¿Puedo besarte?. A la pobre Kyomi se le detuvo el corazón de golpe. —Deja de jugar. —No lo hago. Ella siempre creyó que él solo jugaba, ¿Qué podía ver alguien como Yun-Daniel, en alguien como ella?, no quería llevarse una decepción, no quería ser lastimada, así que jamás dijo o hizo algo para demostrar sus sentimientos, pero la verdad era que, a ella le fascinaba Yun, le gustaba todo de él, el modo en que la veía, él modo en que la hacía sentir, en su estómago revoloteaban mariposas de tan sólo verlo, y no paraba de sonreír cuando estaba a su lado, ella vivía lejos, y cuando era hora de volver a casa y despedirse, sonreía y le decía adiós con la mano a ese joven quien tenía su corazón, se hacía la fuerte y jamás se mostró triste de tener que decir adiós, pero apenas subía al avión rompía en llanto, y su madre siempre la consolaba diciéndole, —Él próximo año volveremos. Así que cuando supo que en su universidad había un plan de intercambio, no dudó en postularse, necesitaba las mejores calificaciones, así que se esforzó mucho y sólo había una razón, ella decía que le gustaba la cultura de ese país, y que quería aprender y tener experiencia, pero eso no era del todo cierto, la razón tenía nombre, Yun-Daniel. Kyomi miró los labios de Yun, él en verdad era tan guapo, asintió con lentitud y temerosa de que él riera y dijera que sólo era una broma, pero se llevó una gran sorpresa cuando él la sujetó de la nuca con mucha delicadeza, su mirada quemaba y eso la hacía estremecer, sintió un cosquilleo en las piernas cuando él la tocó en la cintura y sus labios se abrieron un poco dándole la bienvenida a lo que fuera a pasar. Kyomi se sujetó con fuerza de su saco n***o, sintió el roce de su nariz y se estremeció cuando los labios de Yun tocaron los de ella, no se había dado cuenta de cuanto había deseado que eso pasara hasta ahora, su estómago se volvió loco, sus piernas temblaban, su respiración era torpe y su corazón latía con fuerza. No fue un beso inocente, Yun se abrió paso entre sus labios y saboreo cada rincón de aquella chica, era perfecto, él no había conocido nada que supiera mejor que eso, se pegó más a ella, pues quería sentirla, quería sentir su cuerpo, quería tocarla y hacerla suya, quería ser egoísta y no dejar que nadie la viera como él lo hacía, la empujó contra aquel librero y la chica gimió por el placer que aquel arrebato le causó, era excitante el modo en que él la sujetaba, y su modo de besar, era evidente que lo había echo otras veces. Kyomi se alejó un poco pues sentía que no podía respirar y empezaba a sentirse mareada, lo miró a los ojos y pensó que tal vez ambos se habían vuelto locos, eran amigos, eran jefe y empleada, ¿Ahora que iba a pasar?. —Esto esta mal Yun—Dijo la chica tratando de agarrar un poco de aire. —¿Por qué?. —No… Ella no sabía que decir, ¿Por qué estaba mal?, era evidente que se gustaban. Yun pegó su frente a la de ella. —Si esto está mal, ¿Entonces por qué se siente tan bien?. Ella lo alejó por completo, tratando de arreglar los conflictos en su mente. —Yo te veo como a un hermano. Aquello lastimó por completo a Yun. —Pero yo no. —No arruinemos la amistad que tenemos, así que… olvidemos esto, ¿De acuerdo?, no debí dejarte, no se por que lo hice, solo… solo olvidémoslo y ya. Fue una sorpresa cuando Yun se enderezó y su semblante se puso aún más serio. —Está bien, olvidémoslo— dijo él y fue por sus cosas. Kyomi sintió que ella misma se había clavado una daga en el pecho, en realidad sólo tenía miedo de que algo entre ellos no funcionara, y que terminaran odiándose, tenía miedo de que él se diera cuenta que ella no era tan buena como pensaba o imaginaba. —Vamos, te llevo a tu departamento, ya es muy tarde. —Yo puedo ir sola. —Bien, como quieras— dijo Yun y salió de su oficina dejándola sola, aquello no se había sentido para nada bien.
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