Capítulo 5. EL DOCTOR DESPIADADO.

1615 Words
Kyomi caminaba sola por una calle que se veía muy limpia, había iluminación y parecía que ya todos estaban en sus casas, a excepción de la mujer que paseaba a su perro. Lanzó un suspiro al aire y se dio de golpes mentales, ahora se sentía muy tonta, sentía que había ofendido a Yun, debió de decirle la verdad, debió de decirle sobre sus miedos. Así que decidió que mañana hablaría con él, y tal vez, algo podía nacer entre ellos, todo era posible. Llegó a su departamento y se metió en la cama después de ponerse la pijama y de tomar un vaso de leche, se acomodó y cerró los ojos, pero no logró conciliar el sueño, sacó su teléfono y miró el numero de Yun. Se mordió el labio inferior y decidió marcarle, decidió hablar con él ahora, antes de que fuera tarde. Ring, Ring, Ring…—¿Que quieres?. Kyomi se quedó muda al escuchar la voz de una mujer, ella reconocía esa voz, era la de esa tal Chae-ri, pero, ¿Por qué respondía ella el teléfono de Yun?. —Quiero hablar con Daniel —pidió Kyomi. —Mi novio se está bañando, escucha niña, a él le gusta jugar con las chicas nuevas del hospital, estoy bien con eso, pero no olvides que siempre vuelve a mi, te estoy haciendo un favor, así que aléjate de él, es mío. Kyomi sintió un nudo en la garganta, ella conocía a Yun-Daniel, él jamás dejaría que una mujer que no significaba nada para él contestara su teléfono, o la dejaría dormir en su casa, ahora se sentía más tonta. ¿Qué clase de persona era Yun?. Colgó y se metió bajo las cobijas para poder llorar. Mientras tanto en la residencia de Yun. —Creí haberte dicho que te fueras. Chae-ri miró al hombre que llegó de la cocina y frunció el ceño. —Solo quiero hablar. —¿Por qué traes mi teléfono? —preguntó Yun mientras miraba sus manos. —Solo estaba viendo la hora —respondió Chae-ri y puso el móvil en la mesa de centro que había en aquel lugar —Yun por favor. —Escucha, te lo dije antes, no me interesa una relación contigo, me gusta alguien más y no voy a cambiar de parecer. —Solo dejame estar a tu lado, no me importa. —Vete, hablamos luego. Chae-ri rechinó los dientes y se puso de pie, salió de aquella casa y Yun solo se dejó caer sobre el sofá blanco de su sala, se sobó los labios y cerró los ojos, Kyomi era tan linda, aunque era un poco tonta, «Nada que no se pueda arreglar» pensó Yun y sonrió. A la mañana siguiente Kyomi se levantó de la cama sin muchos ánimos, se sentía abatida, se miró al espejo y notó las ojeras debajo de sus ojos, hizo un puchero y se metió a la regadera, tomó un baño caliente y se alistó para ir al hospital, salió de su habitación y fue al pequeño comedor que compartía con Juliana, quién estaba tomando una taza de café y mirando su teléfono. —Buenos días chica. —Buenos días— dijo Kyomi. —¿Estas bien?. —Si, ¿Qué tal tu noche?. —Estuvo bien, tomé Soju. —Siento envidia. —¿Y eso por que?, por cierto, no me dijiste que el muchacho guapo del otro día era el Jefe de cirugía. —A, si, es, era un amigo de… hace años. —¿Era?. —Tuvimos una pequeña pelea, nada grave, pero creo que ya no somos tan cercanos. —Qué mal. Kyomi desayunó algo y salieron juntas del departamento, el hospital no estaba lejos, así que caminaron hasta llegar a el. Fueron a los casilleros y se presentaron con el jefe de enfermería. Se les asignaron las tareas del día y cada quien se fue a su respectiva área. Kyomi empezó por revisar a los pacientes, se aseguraba de que la enfermera del turno nocturno hubiera dejado todo en orden, a la hora de la comida llegó al comedor y sólo pidió un sándwich y un jugo, se sentó en una mesa vacía, y pensó que tal vez se había equivocado al venir hasta Corea. —¿Puedo?. La chica casi se atragantó al ver al guapo hombre que sonreía con encantó. Woo-Hyung sostenía una charola en sus manos esperando una respuesta de la joven. —Si, por favor —respondió ella. —Gracias. Kyomi solo asintió. —¿Y que tal te esta llendo?. —Bien. Woo-Hyung la miró. —¿Estas segura?. —Si. —¿Por qué decidiste ser enfermera?, digo, miré tus notas universitarias, bien pudiste ser cirujana. —Oh, pues mi madre es enfermera, creo que lo mío es cuidar al prójimo. —Ya veo, tal vez esto suene imprudente pero, ¿Tienes novio?. Kyomi se ruborizó y negó. —No, ¿Por qué?, eres una chica muy bonita—Continuó Woo-Hyung sin sentir vergüenza de coquetear con la chica. —No claro que no. —Se mi novia entonces. Kyomi se quedó sorprendida, pero el cirujano Woo-Hyung sonrió. —Perdóname, suelo decir lo que pienso. —Y eso es un defecto. Los dos miraron al hombre que había llegado y el cual se sentó en aquella mesa sin pedir permiso u opiniones, Yun-Daniel miró a Woo-Hyung y este solo sonrió. —Si, tal vez. —Señorita Harrison, ¿Por qué está aquí perdiendo el tiempo?—preguntó Yun. —¿Disculpa?. —Necesito que prepares el quirófano tres— respondió Yun con tranquilidad. Kyomi solo lo miró y asintió. —Kyomi, ¿Está noche si me dejarás llevarte a tu casa?. —Esta noche se quedará a doblar turno —respondió Yun por ella. —No olvides que solo es una pasante— Dijo Woo-Hyung. —Pues si no le gusta es libre de irse, ¿Verdad señorita Harrison?. Kyomi tenía ganas de golpear a Yun, nunca antes había tenido ese sentimiento, pero justo ahora quería verlo ahogarse con la comida entre sus manos. —Claro, con permiso— dijo ella y simplemente se marchó. —Aléjate de ella Woo-Hyung. —Yun, no me digas que hacer. Yun suspiró y miró a su colega. —Puedo ser un hombre malo, no me importa pasar por encima de los demás, no si con eso consigo lo que quiero, no lo olvides. Woo-Hyung solo asintió. —Lo mismo digo. Yun-Daniel se levantó de la mesa y se marchó. Mientras tanto Kyomi iba renegando por todo el pasillo, hasta que llegó a uno de los quirófanos, dentro había una enfermera ya mayor, no se veía muy amable, parecía una mujer refunfuñona, miró a la joven y sólo arrugó la cara. —¿Que haces tu aquí?. —Él Doctor Wong me mandó aquí a… —Llévate esa basura al contenedor—ordenó la mujer y señaló una bolsa de plástico de color n***o. —¿A cual contenedor?. —¿Cómo que a cual?, al de basura por supuesto. —Pe-pero el señor Wo… —Si no vas a ayudar entonces vete. Kyomi tragó saliva y miró la bolsa, fue por ella y salió del quirófano, todos la veían de un modo extraño, respiró hondo y subió al elevador donde había dos doctoras. —Algo huele asqueroso aquí—comentó una de ellas. —Ya escuchaste los rumores, de que una trepadora anda detrás del cirujano Woo-Hyung, que ni se haga ilusiones —comentó la otra. Ambas rieron y Kyomi entendió, entendió que no debía de estar cerca ni de Yun-Daniel, ni de Woo-Hyung. Las dos doctoras bajaron del elevador y Kyomi llegó hasta el estacionamiento, ahí se encontró a un guardia que le dijo donde estaban los contenedores, fue a tirar la basura y su teléfono empezó a sonar. «Papá». Se quedó un momento mirando la pantalla y luego aceptó la llamada. —Hola papá. —Hola cariño, ¿Por qué no has llamado?. —Lo siento. —¿Cómo está todo?. —Bien, está todo muy bien. —¿Yun-Daniel esta cuidando de ti?. —Si, bueno, casi no lo veo pero si. —Bueno, ¿Segura que estas bien?, mandaré por ti a todo el ejército si dices que no. Kyomi sonrió. —Estoy bien papá. —Muy bien, llama a tu madre o se preocupará por ti, te quiero, pórtate bien. —Si, yo también te quiero. Terminó la llamada y suspiró, de pronto volvía a sentir un nudo en la garganta. Se recompuso con rapidez y subió al elevador, caminó por un pasillo hasta que llegó de nuevo al quirófano, al entrar se quedó muy quieta al ver a Yun-Daniel y a más personas ahí dentro. —Fue ella señor— dijo la enfermera refunfuñona y la señaló con descaro. Kyomi no sabía que pasaba, pero por la mirada de Yun podía saber que no era algo bueno. —Kyomi ¿Dónde está el expediente del paciente?—Preguntó él. —No se de que me habla —respondió ella. —Dejé el expediente aquí, y tu moviste todo—Dijo aquella enfermera que se empeñaba en acusarla de algo que no hizo. —No, yo solo me llevé la basura que usted me ordenó — se defendió Kyomi. —¡Busquen ese expediente ahora! —Gritó Yun-Daniel muy enojado, Kyomi pegó un brinco, pues ella nunca antes lo había visto así y era aterrador. —No me importa quien lo perdió, si no lo encuentran en menos de una hora todos van a estar despedidos— dijo él muy furioso, salió de aquel quirófano y todos se vieron unos a otros.
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