CAPÍTULO 3 | PRIMERA VEZ

1392 Words
En la cama la mujer estaba en cua*ro, con las caderas levantadas completamente desnuda, sus manos estaban amarradas a la cabecera de la cama, completamente inmovilizada, mientras que desde el sillon la veía, valla, que vista tan más hermosa, eso era lo único que se pasaba por su cabeza, le encantaba cuando sus ordenes eran cumplidas de esa forma. Se acerco a ella y le propino una fuerte nalgada que hizo que la chica diera un respingo, para luego dejar salir un enorme gemido por como mi boca se pegaba en su se*o y comenzaba a chupar cada centímetro de sus labios menores y su clitor*s, metí dos de mis dedos en su interior y sentí como se estremecía por el placer que le estaba causando, era tanta la humedad que había dentro de ella que no aguante más y me incorpore para quitarme los pantalones y penetrarla con fuerza, los choques de mi cuerpo con el de ella resonaban por toda la habitación, una, dos, tres, cuatro penetraciones duras y contundentes como me gusta, los gritos que ella da se quedan en los ecos del cuarto, oh Dios. - Me vengo, Ah, no pares por favor. Estocadas más fuertes le doy para que entonces el momento catártico llegue para ambos, la liberación, lo único bueno de las mujersuelas es que puedo despacharlas como lo que son, y ellas no esperan de mi más que esto, complacerme y luego de unos segundos se visten y salen de mi habitación, así es como esto funciona, ellas me dan se*o y yo grandes sumas de dinero en efectivo que las hace irse felices, después de todo no es como que este dispuesto a darles más que eso. Me metí a la ducha para darme un baño antes de tener que salir, ser el príncipe de la madia italiana no es una tarea del todo fácil, sobre todo cuando el Capo, mi hermano Carlo, se encuentra en su segunda luna de miel con su hermosa Regina, celebrando el nacimiento de la segunda Principessa de la Famiglia, no me mal entiendan estoy muy feliz por mi hermano y porque nuestro apellido prevalezca es solo que tener el poder de tanto sin que sea del todo mio es una responsabilidad más grande que si fuese el mismísimo Capo, se es pera que yo sea mejor que mi hermano para que cuando el regreso todo este en completo orden y aunque la tarea para alguien como yo es fácil, aun así me he sometido a mismo a un nivel de estrés intensivo con tal de no escuchar una sola queja de mi cuñada cuando regrese. - Señor, hoy tiene visitas a los diferentes bares, a los de la zona rosa y lo que están en la periferia, se espera que el Capo los visite al menos una vez cada seis meses para que todos sepan que el control no se ha perdido y que sus ojos están sobre ellos. Solo asiento, Filiphe, sabe bien lo que hace, es mi hombre de confianza desde que tengo memoria y nunc ame ha fallado por lo que se ha encargado de hacer las agendas de este mes en el que he estado sentándome de manera momentánea en la silla del poder. Los bares que son habitualmente visitados por los ricos de Italia son muy aburridos en la superficie, no se puede decir lo mismo de las habitaciones subterráneas que están llenas de strippers y juegos sadomasoquistas, un lugar verdaderamente interesante, pero aun así yo prefiero los lugares de la periferia, no solo porque las mujeres son más descaradas y sino porque allí en realidad se vive una noche de completa perdición y no por las drogas sino porque allí quien paga es completamente libre de escoger a cualquier mujer que se le antoje y valla que son mujeres hermosas, especialmente seleccionadas para satisfacer a todos los hombre que lleguen con deseos de poseerlas. Todas las que allí habitan tienen prohibido salir, están recluidas en ese lugar hasta que paguen las deudas que ellas o sus padres tienen con los Angelucci, todas las deudas que se adquieren con la Famiglia se pagan, a las buenas o a las malas, no hay aun la primera persona que se atreva a quedarnos debiendo dinero, pero la regla más importante de esos sitios es que nadie externo puede saber la realidad que allí se vive, esto por seguridad y para alejar a ojos curiosos que vallan con rumores a la policía y estos se vean obligados a meter sus narices donde nadie los ha llamado, es por ello que contratar o alojar a mujeres que no estén recluidas allí está completamente prohibido. El primer sitio de esta clase que visitamos fue “Il piacere”, un bar ubicado a las afueras de la Toscana y dotado por dentro de toda clase de lujos que llaman de manera positiva la atención a todos los visitantes, sobre todo de los hombres que vienen aquí hacer realidad sus más bajos placeres, entre ellos los guardias de la Famiglia, quienes son debidamente atendidos por las mujeres que ellos escojan, esa es una regla que fue puesta por mi hace alguno años, regla que todos ellos me agradecen dado que necesitan cubrir su cuota de placer mensual. Al entrar el ambiente es de deseo puro, mujeres bailando en los tubos, los privados activados, todo un mundo distinto al que se vive afuera, pero entonces cuando estaba por darme la vuelta e irme al considerar que todo estaba bien la vi, una pequeña chica detrás de la barra, no se veía como las demás de hecho estaba desarreglada a comparación a todas, pero era justo esa apariencia natural y poco arreglada lo que me llamo la atención, ojos oscuros, cabello lacio y n***o, cejas pobladas, unos carnosos labios, nariz muy pequeña y fileña, y esos hermosos pechos que incluso con la camiseta un poco ancha que tenia se veían espectaculares ¿Qué hace una mujer como ella en este lugar?, pero las cosas se pusieron aun más interesante cuando vi como uno de mis hombres intento llevarla con él y ella se negó al punto que el propio administrador del sitio la protegió, que ojos tan perfectos y maravillosos los que tiene, que belleza de mujer. Sali de allí con la intriga de quien era, no parecía una prostitut*, tampoco una de las mujeres que viven en ese lugar, su vestimenta me dijo de inmediato que ella no pertenece aquí. - Filiphe, quiero que mañana veas cual fue el problema que tuvo Lacayus con Mario, no quiero peleas ni discusiones mientras yo esté a cargo, el Capo me entrego todo en paz y de esa misma forma deseo entregarle todo. - Claro que sí señor. - ¿Quién es la chica que estaba detrás de la barra? - No estoy seguro señor, alguna de las muchas mujeres que se encuentran allí. - Vamos Filiphe, no eres tonto, viste como estaba vestid ay la forma en la que se opuso a ir con Lacayus, ella no es como las otras chicas, no entiendo que hace allí. - De inmediato lo sabre señor y le daré la información. Toda la información de ella llegó a mis manos en menos de cinco minutos, desde donde vive, hasta el lugar el que había salido y el pasado tortuoso con su madre, claro que ella no pertenecía a ese bar, pero la intriga que despertó en mí ahora la ha hecho ser parte de mi mundo, uno del que no tenia aun idea del que saldría viva o solo con un par de rasguños, pero el deseo que despertó en mi nunca ninguna otra mujer había podido hacerlo. Al día siguiente mi guardia personal fue con ella, mis ordenes fueron claras la quería en el bar las lujoso de toda la ciudad, allí la vería y podría quitarme todas las ganas que tengo con ella, nunca una mujer había despertado tanta intriga en mí, de hecho si me lo preguntan ni siquiera entra en el tipo de mujeres que me suelen gustar y a las que suelo llevar a la cama, su cuerpo, su tes todo de ella es diferente al punto que aun no comprendo porque me ha gustado tanto como para ahora estar dispuesto hacer de ella mi compañera de cama de turno.
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