CAPÍTULO 17 | OBSESIÓN

1228 Words
Puse mis manos sobre sus glúteos y la apreté con mucha fuerza atrayendo sus caderas hasta ya firme ere*ción, haciendo que el beso que se daban fuera aún más intenso, Jocelyn llevó sus manos hasta la parte de tras de mi nuca y acaricio mi cabello mientras sentía como su largo cabello que se encontraba recogido en un moño alto era soltado para posteriormente ser agarrado como una coleta haciendo que su cabeza se fuera hacia atrás dándole completa libertad a Mauridcio para que jugueteara con sus senos. Él no estaba siendo mable, no era como que la noche anterior lo hubiese sido, pero al menos la había tratado con un poco más de delicadeza, tomo una de sus manos y la llevo justo hasta su p*ne haciendo un movimiento de arriba y abajo, cuando ella tomo el ritmo que deseaba la dejo hacerlo sola, vio como el era quien ahora echo su cabeza hacia atrás llegando incluso a poner la cabeza sobre el borde de la bañera, ella recordó en ese momento todo lo que su madre le había dicho que le gustaba a un hombre cuando se encontraba tan excitado, por lo que sin pensarlo apretó aún más si miemb*o y así como él la había guiado a ella, ella hizo lo mismo indicándole que deseaba que sus dedos estuvieran dentro de su va*ina, no sabía si era el agua o sus fluidos, pero estaba tan mojada que con un certero movimiento los dedos de ese majestuoso hombre que parecía haber sido esculpido por los mismísimos dioses griegos entraron en ella sin ningún tipo de problema o pudor, disfruto de su tacto sin dejar de mastur*arlo, cuando sintió que estaba por c******e se levantó haciendo que sus dedos salieron y ella misma se estoco con su ver*a haciendo que él sintiera de primera mano cómo sus paredes se contraían gracias al orgasmo que estaba teniendo, la sensación fu tan majestuosa que apretó su trasero haciendo que ella se moviera un poco sobre él para luego meter su roste entre sus senos. - Dios, que deliciosa estas. Ella no pudo evitar sonreír ante lo que le decía, al tiempo que sintió como él la motivaba a mover sus caderas para que siguiera dándole aún más placer, ella hizo lo que le estaba indicando, al principio fue un poco torpe mostrando su inexperiencia, pero después tomo el ritmo indicado y vio como el rostro de Mauridcio hacia gestos de placer y de su boca salían pequeños gemidos roncos que la hicieron llevar su manos hasta sus pechos para ella misma estimularlos, esa acción hizo que el hombre se excitara aún más, tomándola por la cadera y levantándose de golpe saliendo de la tina para pegar la espalda de la mujer a la pared y comenzar a emporarla con tal fuerza que las repisas amenazaban con caerse. - No tienes idea de lo mucho que deseaba poder darte así de duro Jocelyn. Llevo soñado con metértela desde que te vi detrás de aquella barra. - Ah, Ma-U- Ah Ni siquiera pudo terminar la frase porque nuevamente fue envestida con tal fuerza que sus palabras fueron cortadas por los gemidos que ahora se escuchaban por todo el baño y que no ponía en duda eran escuchados a través de las paredes, no estaban siendo nada silenciosos, eso era lo mejor de haberla llevado a su casa, allí no había límites para co*ersela. Siguió con ese mismo ritmo fuerte, besándola rudamente para que sus gemidos fueran solo de él y para él hasta que se sintió al borde del catártico orgasmo, sintió como todos sus músculos se tensaban y la capas de sudor que lo recorrían eran cada vez más calientes, mientras que ella tenía la piel rojiza por la fuerza con la que la tenía agarraba, en definitiva tendría muchas marcas por el resto del día, pero justo cuando estaba por venirse, la bajo, puso la cara de ella contra la pared y aprovechando lo alta que es dejo su trasero al aire empotrándola por detrás, dándole tres duras estocadas más cuando sintió como su semen se corría dentro de ella. Estaba agitada con las piernas temblando, no había mejor imagen que esa. - Mira eso, que lindo se ve tu coño lleno de mi esencia. Froto la punta de su pe*e con el clítoris de Jocelyn hasta que vio como sus piernas flaqueaban y sus manos se posaban sobre la pared tratando de no caerse y vio lo que tanto deseaba, la forma de esa mujer c******e es deliciosa, se viene a montones dejándole ver como sus fluido salen de su v*gina y corren por sus piernas, como un sádico enfermo se pegó en una de sus nal*gas para probar su sabor, uno que lo volvería dicto y que desearía probar por el resto de su vida. La mujer pensó que eso había sido todo que ya estaba complacido, pero no podía estar más equivocada, con cada segundo que estaba dentro de ella era más y más lo que deseaba, ya la había tenido completamente pero aún su sed ha había sido saciada por completo, la quería gimiendo aún más su nombre, por eso cuando vio que sus piernas y respiración ya estaban más controladas la cargó como si se tratara de una pluma y la volvió a llamar a la cama, la acostó y se posó sobre ella para nuevamente comenzar con sus juegos sexuales, entre beso posesivos y caricias Jocelyn se vio siendo nuevamente penetrada por ese mi**bro grueso y grande que pese a que en la noche había sido algo incómodo ahora era todo lo contrario, no era solo el quien estaba siendo presa de sus bajos instintos ella ahora estaba tan abierta a ser suya que incluso se desconocía. Desde que se había ido de la casa de su madre había hecho saber sus ideales y pensamientos a todos, se rehusaba a ser usada de maneras bajas solo para complacer el libido de alguien más, pero justo en ese momento no había nada que deseara más que el que ese hombre se volviera a correr en su interior, no es estúpida sabe que Mauridcio Lombardi no es un hombre de una sola mujer y mucho menos se cree con el derecho de ser su poseedora, pero ¿Cómo no querer estar en los brazos de este hombre?, ahora justo cuando no estaba rodeado de todo el estrés de lo que ella prefiere llamar trabajo es alguien completamente distinto a cuando lo conoció, pero al mismo tiempo recordar las cosas que hace, su mirada fría ante sus enemigos, esa mano que no tiembla para quitar una vida, estaba definitivamente enferma, pero esa primera noche el ver cómo apretaba ese gatillo solo para salvarla, para verla bien y luego verlo entrar aún con algunas pequeñas pistas de sangre freza a sobre su ropa la hizo mojarse mucho, quizá enferma el fondo era peor que él, pero ahora justo ahora, solo deseaba querer seguir teniéndolo adentro, que apretará su piel y le dijera cosas sucias al oída mientras su entrepierna era masajeada con sus fuertes y contundentes estocadas, en un momento sus miradas se conectaron, él bajo el ritmo de las penetraciones y se sumergieron en la mirada del otro, no saben cuánto tiempo exacto paso, pero sí que desde ese preciso instante se convirtieron en uno solo.
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