Leonel: Su dulce aroma me tiene enloquecido desde que llegué. Me es tan difícil hacerme el indiferente teniéndola tan cerca, que con solo estirar la mano podría tocarla. Estoy maravillado con lo bella que se ve, esa ropa ejecutiva le queda de infarto, más que sobriedad, complementa su sensualidad. Es que esa es Jenny, una combinación ardiente entre belleza e inteligencia, que me tiene trastornado. Tan pronto como Edén nos deja a solas, trato de evitar que se me noten las ganas de arrancarle la ropa, en especial, por la forma tímida y tierna en la que se quedó parada a un lado de la puerta, con la mirada gacha y acariciando su brazo izquierdo, en señal de nerviosismo. — ¡Dios mío! Que ganas de comérmela completa — pienso, intentando mantener la compostura. Internamente maldigo mil v