Leonel: A mis espaldas puedo escuchar las voces angustiadas de las muchachas, pero, no puedo controlarme, la sangre se me subió a la cabeza y lo único que quiero hacer es poner en su lugar de una vez por todas a ese imbécil. — ¡Por favor, ya! No vayan a cometer una estupidez — Grita Jenny desesperada. Me sujeta de por la espalda y puedo sentir su calor nuevamente junto con el dulce aroma de su perfume que, aun en estas circunstancias, es maravilloso. En ese momento, me percato que está en compañía de una de sus amigas, quien intenta controlar a Adrián. — ¡Suéltame estúpida o no respondo! — Te atreves a ponerle un solo dedo encima a la señorita y no tendré piedad contigo. — ¿Me estas amenazando profesor de quinta? ¡Ven, anda! Aquí te espero. El escándalo empezó a llamar la at