Capítulo Cinco: ¿Realmente son tan geniales los gemelos?

1509 Words
Draco se detuvo antes de abrir la puerta de la sala de reuniones. Parecía estar respirando agitado y discutiendo consigo mismo o con su lobo por la forma en que movía la cabeza.  Sylvia solía hacer eso al principio, pero al final, el lado perra cruel ganó. —¿Estás bien con tantos lobos dominantes en una habitación? Me enteré de que el hermano mayor del Alfa está con ellos, así como un anciano. Parecía tan abatido, como si ya supiera mi respuesta y estuviera esperando que me escapara.  —No lo sabía. Lo siento mucho —dijo. Me acerqué y lo abracé, asegurándome de tener cuidado con mis quemaduras.  —Te tengo a ti para ayudarme a manejarlo y quiero confiar. Así que necesito hacer esto y espero que puedas demostrar que eres uno de los buenos. Corté mi parloteo y retrocedí. Él sonrió y me dijo que me respaldaría.  Pueden ser sus Alfas, pero yo los dejaría con la oferta de unirse a la manada o mantendría mi vida intacta mientras él me ayuda a encontrar otra manada. Él no cree que eso último suceda, pero al menos fue honesto al respecto. Abrió la puerta y me dejó entrar primero. Todos los ojos se volvieron hacia mí mientras dejaban de hablar, lo que me causó un ligero pánico y respiré hondo.  Moonlight aulló al aroma de café con caramelo mezclado con un aroma a piña, coco y otro que no pude entender del todo, pero tenía notas de algodón de azúcar. Escuché gruñidos y tres hombres de la habitación se levantaron. Se miraron de reojo antes de hablar. —Compañera —dijeron todos. Quedé atónita. Sentí el pánico apoderándose de mí mientras Moonlight hacía lo posible por calmarme, pero ella estaba tan enfocada en llegar a sus compañeros que se perdió las señales de que yo iba a escapar.  También ignoré el hecho de que mi hermano estaba justo detrás de mí, bloqueando la única salida. —Ella es mi compañera. ¿En qué estás pensando, hermano? —Uno de los hombres gritó, mirando furiosamente a los otros dos. —Así que necesitabas hacer una entrada llamativa, ¿eh, hermana? —Draco se rió, sujetándome para que no intentara pasar por encima o debajo de él—. ¿Qué tal si todos nos tranquilizamos antes de hacer algo estúpido como asustar a la hermana que acabo de encontrar? Se miraron durante lo que pareció una eternidad, pero en realidad solo fueron unos minutos. Asintieron y volvieron a sentarse.  Draco me llevó hasta la pequeña mesa de reuniones y me hizo sentar lo más lejos posible de todos. —Bien, permítanme presentarles a mi hermana, Gemma. Es la chica de la que les hablé en la última manada —anunció. Finalmente, se sentó a mi lado y se apoyó con los brazos sobre la mesa. Uno de los gemelos se levantó, empujando su silla de forma tan brusca que cayó al suelo, y gruñó.  —¿Quieres decir que ella es la que estaba siendo torturada? ¿Esa manada es la que lastimó a mi compañera? Les voy a matar.  Golpeó su puño en la mesa, lo que me hizo retroceder y bajar la mirada al suelo, esperando que lo descargara sobre mí. "Él no nos está amenazando. Su lobo promete que nunca nos lastimarán”. Moonlight me lo dijo ronroneando, tratando de calmar mi frecuencia cardíaca. Él movió sus ojos hacia mí, abriéndolos sorprendidos y horrorizado por lo que había hecho, e instantáneamente se sentó.  —Lo siento mucho, mi compañera. Nunca te haría daño. Por favor, créeme. —Buen trabajo asustando a mi compañera, idiota. —El otro gemelo le dio una palmada en el brazo antes de volverse hacia mí—. Nadie volverá a hacerte daño. Lo prometo. La versión mayor de los gemelos y mi supuesto tercer compañero se mantuvieron apoyados contra la pared sin apartar la mirada de mí.  Yo hacía lo posible por ignorarlo, pero Moonlight no dejaba de insistir en echar un vistazo rápido a su apuesto hombre mayor.  Le dije que guardara sus perversiones y se callara. —¿Estás bien, hermana? —me preguntó Draco, poniendo su mano en mi hombro, lo que me hizo relajarme al instante. Los gruñidos comenzaron alrededor de la habitación, lo cual me enfadó. Levanté la mirada y les fulminé con la mirada desde mi lado de la mesa. —Cierren sus bocas. Él es mi hermano y no tienen ninguna autoridad sobre mí, así que si quiero que su mano esté en mi hombro para sentirme segura en una habitación llena de imbéciles testarudos, lo haré. Estaba enfadada.  —Nadie volverá a intimidarme, decirme qué hacer o lastimarme para su disfrute ¿entendido? Draco se rió a carcajadas y Cass se unió a él después de cerrar la puerta con un golpe de cadera. Había traído un montón de snacks y había entrado sigilosamente al final de mi discurso. Me guiñó un ojo antes de sentarse y colocar todos los snacks junto a mí. —Bueno, parece que me perdí algo. ¿Qué tal si me lo cuentas todo, cariño, y luego podemos terminar esta reunión? —Cass se sentó a mi otro lado y la galería de idiotas se abstuvo de gruñir, pero sus ceños fruncidos mostraban su enfado por su elección de asiento. —Trato.  Comencé a contar toda la historia de los compañeros y algunas de las cosas que se dijeron. También di detalles sobre algunas cosas que sucedieron en mi última manada y las cosas que esperaba de mi nueva manada. Me aseguré de mencionar que, compañeros o no, solo me quedaría si las cosas fueran buenas aquí. Mi lobo y yo nos merecíamos algo mejor. “Estoy de acuerdo, aunque extrañaría a esos hombres tan atractivos. Tal vez un roce con cada uno de ellos o todos juntos" Rodé los ojos e ignoré a mi lobo. —De acuerdo, bien, déjame encargarme de esto. —Cass me hizo una pequeña y dramática reverencia antes de continuar—. Permíteme presentarte a tus compañeros neandertales. El anciano con el que te quedaste atrapada es Duncan, y tiene veintiséis años. Los gemelos tienen veintiuno y son un dolor en el trasero. Los gemelos gruñeron, pero Cass los ignoró y siguió hablando.  Duncan seguía mirándome, pero al menos no era con intenciones de matarme. —El gemelo de la izquierda es Leo, el nerd de los dos. Es genial con las computadoras, planes de negocios y videojuegos. Con las chicas, no tanto. El gemelo enrojeció y le dijo a Cass que se fuera a la mierda.  —El otro gemelo maravilla es Lucas. Es el bruto de los dos, que piensa que pegar cabezas es la solución a todo. —Gracias, Cass. Hiciste que parezcamos pésimos compañeros. —Lucas resopló. —En realidad, lo hicieron ustedes solos, Alfa. —Draco gruñó al final. Sentí cómo el lobo de mi hermano se ponía aún más agitado y protector. Nunca había tenido a alguien enfadándose con otra persona por ser mala conmigo. Esto era territorio desconocido.  ¿Qué diablos debería hacer? —¿Hay algo más que necesitemos discutir en esta reunión, o mi hermano puede mostrarme el lugar? —Sonreí a mis compañeros. Fue Duncan quien habló, lo cual me sorprendió enormemente.  —Necesitamos discutir esto de ser compañeros y lo que significa si decides unirte a nuestra manada, pero creo que sería bueno tomar un descanso. —Oh, vamos —se quejó Leo—. Quería mostrarle el lugar a nuestra compañera. ¿Puedo unirme, Princesa? —No, para nada. Quiero ir, cariñito —dijo Lucas mientras empujaba juguetonamente a su hermano. —Eh, ¿Draco? —Lo miré.  Necesitaba que viera que confiaba en él y que iba a seguir su liderazgo. —Duncan, ¿quieres mostrarle algo a tu compañera? —Draco no sonaba muy contento con Duncan. No puedo mentir y decir que no estaba nerviosa por su respuesta. El rechazo de un compañero ya era bastante malo, pero ahora que tengo tres, incluso si uno de ellos decía que no me quería, sería absolutamente horrible.  Parecía que los gemelos estaban totalmente a favor, pero por experiencia, sabía que las apariencias engañan. —Depende de Gemma. Cass tiene razón en que yo soy el mayor. —Duncan me miró. Parecía que podía ver su tristeza y aceptación del rechazo que pensaba que le daría. —Así que, ya he encontrado a mi primer compañero y me rechazó. No voy a hacer eso con ninguno de ustedes, siempre y cuando sean honestos y me traten con respeto. Me encantaría conocerlos fuera de una aburrida sala de reuniones —admití. Asintió y se acercó para ayudarme a levantarme de la silla y me llevó de la mano fuera de la habitación.  Mis compañeros gemelos se quejaban de que no estaba compartiendo, pero yo estaba totalmente a favor de un tipo que toma el control.  Tal vez mi lobo tenía razón al decir que estos chicos eran deliciosos.
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