2. Recuerdos dolorosos I

1574 Words
Ocho años antes… El estruendo al cerrar la puerta del baño se escuchó a varios metros. Amelie estaba muerta de miedo. Por una parte, temía que las personas comenzarán a insultarla por su aspecto. Lo que le había pasado apenas hace unos minutos había sido la prueba de que esa escuela no era la adecuada. Camino hasta verse de nuevo en el espejo. Vio a una jovencita asustada, con los ojos enrojecidos, cabello suelto, lentes de botella, frenillos en los dientes y para colmo estaba obesa. Sintió demasiada vergüenza al verse. Comenzó a llorar recordando las palabras de Izan Becker, por ningún motivo podía mencionar que ellos dos se conocían, ¡que sus padres los habían comprometido desde que eran niños! Nadie más que Amelie sabía lo letal que Izan Becker podía llegar a ser. Desde que sus padres les notificaron la decisión en su cumpleaños número ocho, Izan no dejo de molestarla, le decía cosas horribles, hasta le llego a jurar que ellos dos jamás se casarían, “primero muerto antes de casarme con la ballena” fueron esas palabras que hicieron que Amelie comenzará a aborrecer a su prometido. Pero con el pasar del tiempo Izan se había convertido en un chico apuesto, sus padres lo adoraban, era el único hijo de los Becker, tenía su edad y era su prometido. Ella e Izan algún día serían los dueños absolutos del imperio D&B. Era como un cuento de princesas sólo que este príncipe era malvado. Aún no entendía como aquel chico con el que en su infancia jugo feliz muchos años se había convertido en ese monstruo que cada vez que lo veía le recordaba sus desdichas y maldiciones. El timbre de la primera clase sonó. Ella debía ir al aula de lo contrario el profesor no la dejaría pasar por llegar tarde. Se limpió los ojos humedecidos por las lágrimas y salió del baño, camino rápidamente hasta el segundo piso donde tendría su clase. Al llegar a la puerta vio que el maestro ya estaba dentro. Toco la puerta para llamar su atención, pero no fue solo la vista del maestro la que se dirigió hacia ella si no la de todos los estudiantes también, incluidos Izan y su amigo el que la había llamado “gorda”. —¿Puedo entrar? —pregunto con timidez. El maestro frunció el ceño. Parecía molesto por la interrupción. —Pasa pero que sea la última vez que llega tarde señorita —sentenció. Amelie camino encontrando una silla sola hasta la parte de atrás del aula, era perfecta para que nadie notará su presencia, en estos momentos lo que más deseaba era ser invisible para las personas. Pero cuando dejo la mochila en el suelo y se sentó, se escuchó un ruido extraño. Risas y más risas se escucharon en el salón de clases. —¡Silencio! —exigió el maestro. Amelie luchaba internamente por contener el llanto. ¿Por qué ellos eran tan crueles? No lo entendía, si tan sólo se dieran el tiempo para conocer a las personas por su interior y no por su aspecto físico, el mundo fuera otro. Dando gracias al cielo por que las clases al fin terminaban y podría regresar a refugiarse al único lugar en el que se sentía segura, que era su casa. Amelie espero a que todos salieran del salón para irse ella también. Mientras guardaba sus cosas rápidamente en un movimiento brusco tiro los cuadernos que estaban en la butaca. Cuando estaba a punto de agacharse por ellos sintió a su espalda como alguien recogió sus cuadernos, vio a un chico rubio de lentes levantar sus cuadernos del suelo. —¿Son tuyos? —pregunto el chico que antes había conocido en la entrada, ¿podría ser coincidencia? Era la segunda vez que él la salvaba. —Sí —respondió con timidez. El joven dejo los cuadernos sobre la mesa. —Gracias. El chico sonrío risueño. Para después salir del salón. Días después supo que ese chico rubio de ojos verdes era hermano de Alessia Müller, una chica rubia que se comportaba como si fuera la reina del colegio, caminaba como modelo y siempre estaba con Izan. Amelie pensaba que tal vez ellos dos tenían algo, aunque a veces Izan sorprendía a Amelie viéndolo. Un día Izan se canso de eso y camino con los puños apretados hasta la mesa solitaria donde estaba Amelie. Clavo sus ojos furiosos en los de ella haciéndola sentir escalofríos. —Te dije que te alejarás de mí —soltó despacio. —Yo no he hecho nada malo —replico. —Te la pasas mirándome todo el día, ¿te parece poco? Las mejillas de Amelie se tornaron de un color rojo intenso. Sentía demasiada vergüenza por eso. Debió haber sido más cuidadosa. —Yo… yo… yo… —la joven no sabía ni como excusarse pues sabía que era verdad de lo que se le estaba acusando. —Ya te lo he dicho, primero muerto antes de casarme contigo —Izan estaba realmente enfurecido. Los ojos de Amelie comenzaron a humedecerse. —¿Por qué eres tan cruel conmigo? —comenzó a sollozar tapando su rostro con las manos. —Por que te odio Amelie, odio que nuestros padres nos hayan comprometido sin preguntar… —Entonces, ¿si la conoces? —se escuchó la voz del chico que el primer día me había llamado gorda, Izan se puso de pie de inmediato, Amelie limpió las lagrimas de su rostro con rapidez. —¿Qué? Nooo… no la conozco —el chico se excusó de inmediato. Amelie sintió demasiado coraje, ella nunca fue mala con Izan al contrario en varias ocasiones el le parecía un chico muy apuesto, incluso a veces se sorprendía imaginando como sería estar casada con alguien como él. Pero él le había dicho que la odiaba y eso había encendido un interruptor en ella que por primera vez la incitaba a cobrar venganza. —Si me conoces —la voz de Amelie se escuchó temblorosa pero fuerte —nuestros padres son amigos, ¡y tú y yo estamos comprometidos! Amelie había soltado una bomba, todos los chicos dentro de la cafetería se quedaron atónitos mirando al pelinegro, esperando una respuesta, ninguno creía que fuera eso posible, ¿Izan y la gorda? Los ojos furiosos de Izan fueron a parar a los de Amelie. —¡Retráctate de eso maldita! —vocifero. Un gentío de alumnos comenzó a concentrarse alrededor de ellos gritando a manera de burla “son novios… son novios”. —Izan, ¿Es cierto eso? —Alessia Müller se hizo presente. —No, no es cierto, lo que dice es mentira, ¿cómo podría fijarme en alguien como ella? Las voces de los adolescentes cambiaron ahora a un “es una mentirosa… es una mentirosa”, “pobre, no haya como llamar la atención”. Amelie se sentía desfallecer, su mente se estaba nublando ante todos esos comentarios despectivos hacía su persona, todo a su alrededor comenzó a dar vueltas hasta que las voces de los demás comenzaron a desaparecer. Ella se había desmayado. Dos maestros tuvieron que cargarla para llevarla a la enfermería. No pasaron ni veinte minutos cuando una Nora Davis apareció en el colegio, imponente como sólo ella sabía hacerlo. Todos los presentes la miraban con admiración, era una mujer hermosa. Con un vestido rojo ceñido al cuerpo y un sombrero a juego con el caminaba como diosa por los pasillos hasta llegar a la enfermería. —Doctor, ¿cómo esta mi hija? —pregunto Nora preocupada, viendo que Amelie estaba dormida en la camilla del consultorio. El doctor tenía un rostro ansioso. —Señora Davis, me temo que Amelie no ha estado comiendo bien últimamente, ¿se ha estado sometiendo a dietas estrictas? —los ojos de Nora se abrieron de par en par, ella siempre pedía que a Amelie le dieran sólo comida saludable, pero nunca la malpasaba. —Claro que no, mi hija es una niña —contesto escandalizado. —Entonces es ella quien lleva una dieta estricta, la examine y por el color de su piel, lengua y ojos puedo notar que esta falta de nutrientes, debería llevarla a hacer unos exámenes. Nora Davis se llevó la mano al pecho, estaba escandalizada con la explicación del doctor. —Claro que lo hare, ¡hoy mismo! Pero lo que no entiendo, ¿Qué paso? ¿se desmayó? Entonces el doctor frunció los labios. —Creo que tuvo un incidente con algunos alumnos, la directora le dará más detalles sobre eso. —Gracias doctor, iré a ver a la directora, ahora vuelvo. Nora camino hasta la oficina de la directora entonces fue cuando se topó con unas jovencitas. Ellas la saludaron y le pidieron una foto. Nora era el ejemplo de muchas niñas y jóvenes, de lo que una mujer empoderada podía lograr. —Señora Davis, en verdad soy su fan número uno, mi sueño es algún día ser la modelo que represente a D&B —exclamo Alessia quien estaba entre el grupo de jovencitas. Nora sonrío con gusto. —Si se preparan, estudian mucho y practican, nada será imposible, ¿por cierto han visto a Izan Becker? —Si, es mi novio, ahora le digo que lo busca —contesto Alessia sonriente, Nora frunció el ceño. Decidió esperar a que Izan apareciera. Nora ladeo un poco la cabeza cuando lo vio venir.
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