—¿Qué tal te fue chiquilla? —Manolo saludo a Amelie apenas la vio entrar. Pero ella no contesto, paso de largo tirándose sobre la cama hundiendo su rostro en una almohada. Estaba exhausta no físicamente sino mental. Lidiar con Izan Becker agotaba todas sus energías —uyyy ya vi que pasaste una noche demasiado entretenida ehh… —poso su vista en una de las marcas moradas que se asomaba por entre la parte interna de sus piernas casi justo en el borde de su vestido. Amelie se dio la vuelta. —Ni me lo digas, tuve que dormir con él, está más obsesionado con Abby de lo que había pensado—se sentó mirando un punto fijo en la pared, a su memoria vinieron recuerdos de la noche anterior, sus caricias y besos, con sólo pensarlo su corazón se agitaba de nuevo. Amelie se puso de pie y se paro frente a M