En la terraza del tercer piso del Gran Hotel Plaza se encontraba un restaurante bar donde por las tardes los chicos de la Elite de Manhattan solían pasar sus tardes socializando. También era conocido por realizar este tipo de eventos sociales. El Hotel gran plaza era el hotel favorito de los empresarios que viajaban a la ciudad por negocios. La hora anunciada en la que comenzaría el evento organizado por la señora Taylor, Magnate de altos negocios y dueña del Gran hotel plaza lo llamó “Fléchame el corazón”, todos los jóvenes millonarios pensaban que era un nombre ridículo, pero especialmente este evento tenía un trasfondo que sabían podía cambiar el rumbo de su vida. Para la socialité y los más acaudalados lo primero que los padres siempre les inculcaban a sus hijos era que eligieran muy bien con quien se casarían, esto era especialmente importante por que de ello dependía la preservación de las dinastías y sus imperios.
Al final de la barra de bebidas se encontraba bebiendo un Martini un joven de aspecto por demás atractivo, cabello perfectamente peinado hacía atrás, mirada oscura y penetrante, facciones cuadradas, sonrisa lasciva y vestimenta costosa de camisa y pantalones negros de vestir junto a un par de zapatos de la marca Stefano con valor aproximado de cinco mil dólares. Transmitía a su alrededor un aura de elegancia y misterio, pero no era un misterio su personalidad ya que todos sabían que era el propietario del cincuenta porciento de las acciones de la famosa empresa de moda D&B, sus padres habían fallecido convirtiéndose en uno de los jóvenes más ricos de todo el país. Un soltero muy codiciado para cualquier jovencita que buscará tener un futuro asegurado.
—¿Qué haces aquí Izan? ¿Qué no deberías estar con Alessia? —interrumpe el movimiento de su mano dejando la copa de Martini sobre la barra al escuchar la voz conocida del hombre rubio frente a él. Suelta una sonrisa traviesa al ver a su mejor amigo Luka Müller vestido de manera tan formal.
—¿Quién eres y que has hecho con Luka? —suelta a manera de burla —¡Mesero! Un Martini para mi hermano…
Luka Müller se lleva una de las manos a los bolsillos balanceándose levemente sobre sus pies mientras observa la hora en el reloj de su muñeca, hace una mueca de molestia y toma la copa que el mesero ha dejado ya en la barra.
—Se supone Izan, que este evento es sólo para solteros y tu mi amigo ya estás más comprometido que el tipo en la iglesia que esta a punto de casarse.
Izan suelta una risa al escuchar esa analogía. Para él Alessia Müller, la chica con la que tenía una relación desde hace tiempo no era más que solo una apariencia ya que al ser tan joven y a la vez poderoso, tener una mujer a su lado le hacía ver qué también estaba comprometido en otros aspectos de su vida, esa era una estrategia que le había funcionado para cerrar tratos muy jugosos.
—¿Tener novia me impide ver el panorama? Además… deberías agradecer que he venido a echarte porras, quien sabe tal vez hoy si se te hace salir con una chica linda.
Luka suspira toma la copa y la bebé de una hasta el fondo mientras piensa que el venir a este evento fue un completo error, no debió haber hecho caso a su hermana ni a su madre. Él para nada era del tipo de hombres que se fijara en una mujer por su estatus económico o su belleza, él era más bien sencillo, sin complicaciones, todo lo contrario a su amigo quien miraba de una manera muy insistente hacia la entrada de aquel salón de fiestas.
—No se por qué los demás aman estas cosas, piensan que el amor es automático, es algo retorcido por demás elitista…
—No es por amor por lo que lo hacen y lo sabes —lzan interrumpe a su amigo tomando un trago de su Martini a su mente viene el recuerdo de aquella chica a la que siempre molestaba y que sólo la muerte de sus padres permitió que se librara de ella. Aquella chica la que al recordarla hacia que el sintiera como su estómago se retorcía de una sensación de incomodidad.
Entonces la señora Taylor apareció junto a una joven muy atractiva, era su asistente personal, una chica rubia vestida con un minivestido color n***o y cabello recogido en una sola coleta. Reunió a las siete chicas y siete chicos que ya estaban listos y emocionados por comenzar. Ella explico que cada una de las chicas tomaría una tarjeta del recipiente que la edecán llevaba en sus manos y los chicos tomarían una tarjeta del recipiente en sus manos. Así se formarían las primeras parejas. Tendrían un espacio de veinte minutos para hablar, conocerse y beber algo, al finalizar el tiempo, la edecán anunciaría el cambio de parejas las chicas se quedarían en su lugar mientras que los chicos se moverían a la mesa con el número sucesor al que les había tocado.
Los chicas fueron las primeras en sacar la tarjeta con los números sentándose en la mesa que les correspondía. Pero la señora Taylor notó un problema, una de las jóvenes que había confirmado la asistencia aún no llegaba, no fue la única que lo notó puesto que desde la barra de bebidas Izan Becker analizaba detenidamente a cada una de las chicas y estaba seguro de que ninguna de las ya presentes era la chica que él estaba esperando. Su rodilla comenzó a moverse de un lado al otro denotando su ansiedad, miró la hora en su rolex, si Abby se atrevía a hacerle una mala jugada esta vez no se tentaría para enviar a que la buscaran hasta lo más profundo del infierno si era necesario y la trajeran frente a él.
Abby James, aquella joven misteriosa que un día apareció en su vida mediante un mensaje de texto días después de que sus padres fallecieran, en el momento que se sentía más vulnerable, fue ella la única persona que habló con él, que lo motivo a seguir adelante, gracias a ella y a sus palabras fue que pudo tomar el valor para hacer frente a la realidad tomando el control de las acciones de Davis&Becker que sus padres le habían heredado. Abby era la única mujer con la que nunca hablo sobre dinero, siempre hablaban de cosas triviales, le preguntaba como estaba como se sentía, ella era especial y con el paso del tiempo se había convertido en su obsesión. Pero se negaba a conocerlo en persona, el día en que hablaban por teléfono después de tener una sesión intensa de sexo telefónico él le pidió verse en persona, ya no podía aguantar más quería tenerla en sus brazos, lo soñaba día y noche, no había otra cosa en la que él no pensara, pero Abby se negó. Izan sintió que todo ese tiempo que había dedicado a conocerla se había ido a la basura por que ella estaba sólo jugando con él. Sintió coraje, colgó la llamada. Después vinieron algunas llamada más a las que no responde. Con la v***a de fuera y mirando las fotografías que ella le había enviado en ropa interior envió un mensaje “No me vuelvas a buscar si no es para vernos”. Después de eso pasaron algunos meses en los que tuvo que lidiar con el fantasma de Abby James. Después vinieron noches en las que se masturbaba viendo sus fotos, jamás le envió una de rostro, alguna vez llegó a pensar que eran falsas pero había algo en él que le decía que ella era de verdad. Ella tenía que ser real… y hoy estaba a punto de descubrirlo si se dignaba a aparecer frente a él como lo había prometido.
En ese momento todos los ojos de los presentes incluidos los de Izan y Luka fueron a dar hacia aquella joven de cabello rosa vestida de manera extravagante con un vestido color blanco ceñido y unas botas altas que la hacían ver como si fuera una modelo de alta costura, parecía más que una modelo una muñeca Barbie. El corazón de Izan comenzó a bombear sangre de manera frenética, mientras la observaba fijamente. Al fin podía verla en persona y para nada lo estaba decepcionando. Era mucho más hermosa de lo que él se hubiera imaginado, delineo su figura esbelta, piernas kilométricas y senos pequeños, pero perfectamente redondos a la vista.
“Tiene que ser ella” pensó… al tiempo que tragó saliva en seco relamiéndose los labios.