LIANA —L-Lo siento.—Las palabras salieron atropelladamente de mi boca, tomando todo el aire posible, sus manos apretaban mi cuello, pero sin intenciones de matarme, porque de querer hacerlo ya hace mucho que su enorme mano habría aplastado mi cuello, cortando toda la posibilidad de que yo pudiera respirar y ofreciéndome la muerte. Pero el Alfa Farrell no lo hacía. Arrojó mi cuerpo a sus pies y yo me quedé de rodillas con mi rostro postrado en tierra, no atreviéndome ni a tocar sus pies. Llegados a este punto y con los segundos que estuve de haber sido libre, odiaba de nuevo mi posición y lo menos que deseaba, con cada una de mis fuerzas, era ser una loba, una de verdad, que resurgiera de mi cuerpo ese ser perfecto y fuerte, pero…ninguna loba o lobo quería ser un esclavo y como yo crecí si