LIANA Ossian me había dejado aquí con su familia y se había ido a atender unos asuntos tan solo un par de minutos desde que me los presentó. Era muy parecido a todos ellos, era algo como en la mirada, pero resultaba un poco fácil reconocer a los que eran de la misma manada. Todos estaban reunidos y pese a que me dijeron sus nombres, mi mente se había quedado en blanco y no los recordaba, me sentía muy nerviosa desde que Ossian no estaba. —Esa trenza no se usa aquí, no debes llevarla.—Dijo una joven, acercándose para tocar mi pelo, sujetando la trenza.—Tienes que quitártela. Ya no eres parte de esa manada. —¿Y cómo es allí? ¿Algo que contar? ¿Cuántos meses estuviste de ese lado? —Dicen que el Alfa Farrell es como el mismo demonio y que su mirada es muy imponte y malvada. Algunos dic