FARRELL Era un barco grande, un velero , pero a varias millas de la orilla pareció detenerse. Si en él venían vampiros, ¿por qué yo seguía aquí? Era absurdo, pero no quería irme y menos involucrar a nadie más. Un enfrentamiento, de nuevo, con vampiros sería catastrófico. No estaba seguro de que fueran vampiros. Y, aunque este territorio no era mío, tampoco lo era de ellos. Así que aquí me iba a quedar. Y a decir verdad, mi lobo rugía impaciente ante el peligro, tanto que me temblaban las piernas sobre la fina arena, la emoción recorría mi piel, mientras el d***o de que ellos bajaran…se hacía cada vez más grande. Pero claro, el sol estaba en lo alto y era mucho lo que yo tendría que esperar hasta que pasaran las horas y aquellas sanguijuelas salieran de su enorme madriguera. Vol