Mi estómago me duele de tanto reírme con Alexa. Al terminar de desayunar, me insistió en tomarme unas fotos en un área libre del restaurante con mi teléfono. Con algo de vergüenza lo hice, para luego divertirme mirándola enviárselas a Albert con caritas muy graciosas. Solo respondió una vez, y eso, bastó para enamorarme más de lo que ya estoy. “El ángel más hermoso” fue su respuesta a unas quince fotos tomadas por ella. Me instó a tomarme unas fotos con él para usarlas como fondo de pantalla cuando quisiera. La idea me gustó bastante, no tanto por lo que ella me dijo, sino más bien, para así dejarle un hermoso recuerdo a él, el cual podrá ver cuando quiera o se sienta solo en un futuro. No es que estoy resignada, por supuesto que no. Pero dentro de mí, en mi corazón, sé perfectamente qu
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