Siento unos brazos rodearme, pero no me detengo. Sigo llorando de la rabia, la frustración, la impotencia de solo imaginar tener una recaída. ¿Para qué el trasplante? ¿Para qué haber pasado por todo desde niña? ¿Para qué haber pasado por tanto dolor, si de igual forma volvería cinco años después? Esto tiene que ser una broma, una acción debido a mi descuido. Pero no fue por gusto, sino por no tener los recursos. Mi familia no es de dinero, y lo que recibía mi madre para eso, de un día para otro dejo de llegar. Luego, con la dote dada por mí, por el compromiso, mi padre no quiso disponer de ese dinero hasta que yo saliera de casa casada, así que eso nunca paso y el dinero tuvo que ser devuelto. Siento que mi cabeza explotara. Todo es un caos en mi mente, y lo único que puedo hacer es l