Mis nervios me están haciendo trisas por dentro. Siento una especie de alegría, pero al mismo tiempo, siento miedo. Desde que me dijo esas palabras al pie de la escalera, no han dejado de resonar en mi mente como disco rayado. No fue romance de su parte, fue una declaración con un solo significado; no hay vuelta atrás. Durante todo el camino al juzgado, Albert se ha mantenido callado, distante, he ido en sus pensamientos. Se dignó a mirarme solo para ayudarme salir del auto. Tomo mi mano, la cual estaba fría y temblorosa, y no la soltó hasta que fue nuestro turno de entrar. Ahora, ambos estamos aquí rente al juez, en una gran oficina elegante a punto de casarnos. Ya las palabras fueron dadas, el discurso de lo que es un matrimonio también. Ahora nos corresponde el final, para acabar c