Siento mariposas en mi estómago. Primero, porque vamos a ir a una fiesta juntos como una pareja de verdad. Todo contrato, trabajo, o lo que nos unió desde el comienzo, quedo atrás, ya no existe. Segundo, porque su mano en mi pierna desnuda, no cesa de acariciarme mientras conduce, y eso hace que toda mi piel se erice. Piel de gallina, me decía mi hermana Hasan cuando me dializaban. Ahora se me pone así, pero por otras cositas. —Está muy callada, ¿te sientes bien? Su pregunta me hace voltear a verle el rostro. Se ve tan hermoso manejando, su cara de perfil es irreal; mandíbula cuadrada, nariz perfilada, labios carnosos, y una piel preciosa. —Me siento bien —le regalo una sonrisa—. Pero no te voy a negar que estoy algo nerviosa… —No te dejaré sola ni un segundo, si es lo que te preocup