Me siento nerviosa y muy diferente. Me miro al espejo y a pesar de los cambios que ha sufrido mi cuerpo a causa del embarazo, no es eso lo que más me asombra. Lo que me llama la atención de la imagen que tengo frente a mí, es que hace mucho tiempo no me volvía a arreglar de esta manera. Respiro profundo tratando de controlar los nervios, pero es imposible «¿será que me arregle mucho para ir al parque?» me cuestiono mientras que miro el vestido floreado que llevo puesto. Incluso tanta alegría en mi vestimenta me da un poco de culpa, pero ya me lo dijo la psicóloga de la fundación, no puedo vivir de luto, mucho menos después de que naciera mi hija, definitivamente ella necesita una madre que este al cien por cien para ella y todo lo que ocurrirá en nuestras vidas. Acomodo mi cabello una úl