Al día siguiente: 18 de julio Las últimas 24 horas han sido las mejores de mi vida y es que jamás sentí una felicidad como esta. Después de todo lo que me pasó, puedo decir que vuelvo a sentir una mujer feliz. Mi hija Milagros, es exactamente eso en mi vida, el milagro más grande que ha ocurrido, ese que me hace recuperar de las heridas. No puedo dejar de mirarla, de llenar su pequeño rostro de besos, y de disfrutar de cada nueva sensación que ella provoca en mí. Es extraño darle de comer y saber que depende tanto de mi persona, es como si ahora el único motivo de mi existencia fuera ella. Sé que Mateo esté donde esté, debe estar muy feliz por esta pequeña que nació como consecuencia del amor tan grande que nos teníamos, ahora si puedo decir que siempre habrá una parte de él conmigo. Un