Ha llegado el día de ir al banco de mi padre para empezar con las prácticas estudiantiles, voy a permanecer durante dos meses en el área de servicio al cliente.
Mi chofer me pasa dejando en la puerta, al ver al imponente edificio me causa mareos, es un verdadero rascacielos de por lo menos 100 pisos. ¡Wow! Saber que la mayor parte del “Standard Chartered Bank” pertenece a papá y una minoría de las acciones a mi tío Kimura.
Al entrar todos me reciben cordialmente, hay mucho movimiento empleados corren de aquí para allá. La recepcionista me guía al 2 piso donde se encuentra balcón de servicios, menos mal no me lleva a los pisos más altos, ¡tengo miedo a las alturas!
—Bienvenida señorita Kejoni Tanaka hija de nuestro querido jefe, soy la Ingeniera Azumi Nagasaqui gerente del área de balcón de servicios, desde ahora trabajas conmigo. —Ella me sonríe al saludarme se la ve muy gentil.
—Buenos días Ingeniera Nagasaqui, es un placer trabajar a su lado. —Le devuelvo la sonrisa amablemente.
Como primera tarea me envía sacar copias de los movimientos financieros, yo gustosamente lo hago. Al pasar las horas mi nueva jefa me llama a la oficina.
—Kejoni te tengo una sorpresa. —Me dice la Ingeniera tiene una sonrisa coqueta.
— ¡Hija de mi corazón soy tu padre! — Es papá me abraza con ternura.
—Papá que linda sorpresa, ¿vienes del último piso para visitar a tu hija? —Le pregunto.
—Mi niña, por ti cruzo el mar Atlántico por ir a visitarte. —Mi padre siempre tan bromista.
Papá junto con la Ingeniera me lleva a recorrer las principales áreas del banco, vamos al área financiera, administrativa, contable y a la bóveda donde tiene billones de billones de yenes.
Me quedo asombrada al ver la inmensa bóveda custodiada por 5 corpulentos hombres, papá es el único que tiene la clave para entrar.
Al estar dentro de la bóveda observo interminables fajos no solo de yenes sino también de dólares y euros. En la parte más profunda hay planchas de oro. En verdad papá es multimillonario, con todo ese dinero puede comprar islas o incluso pequeños países.
—Kejoni esta fortuna es fruto de un duro trabajo de muchos años de esfuerzo y perseverancia. —Papá me dice con orgullo al ser el principal accionista.
— ¡Papá no tengo palabras para describir toda la inmensa fortuna que hay aquí! —Mi tono de voz es ascendente por lo asombrada que estoy.
Luego de salir de la bóveda nos dirigimos a las otras áreas, el personal saluda con reverencia a mi padre. Es hora del almuerzo, él me lleva a un lujoso restaurant a dos cuadras del banco.
Yo pido okonomiyaki de camarones es mi platillo favorito, papá que es más refinado en los gustos de gastronomía, pide caviar con tallarín bañado en salsa de champiñones. De bebida toma vino tinto yo prefiero Coca-Cola.
Al regresar al banco una mujer muy guapa y elegante se acerca para saludar a papá.
—Miroku siempre tan guapo y distinguido. —Ella le saluda con beso en la mejilla.
Se me hace raro ese saludo ya que todos saludamos inclinando la cabeza a no ser que sea un familiar cercano.
— ¡Arquitecta Kazumi Suzuki es una grata sorpresa verte a los años! —Papá se ve encantado al saludarla.
—Nunca se olvida el primer amor, ¿verdad Miroku? —Kazumi lo coquetea con radiante sonrisa.
—Es verdad Kazumi, son casi 35 años cuando nos dimos el primer beso. —Papá le mira a los ojos fijamente.
— ¡Lástima Miroku que escogiste a Akira! —Kazumi habla con desprecio al pronunciar el nombre de mi madre.
Papá para evitar seguir conversando del tema, me presenta como su hija única. Kazumi inclina la cabeza saludándome con cierta indiferencia.
Le saludo de la misma manera, no me gusta la forma de expresarse conmigo, quizá mira en mí la imagen de Akira. Apresuro a papá para que deje a esa mujer y entremos al banco.
Kazumi saca una tarjeta de la cartera entregándole a mi papá en las manos, ella no deja de coquetearle. ¡Es una atrevida! Si la veo nuevamente cerca de mi padre juro que le arrastro de los cabellos.
—Papá ¿quién es esa mujer? no me gusta para nada la forma como te mira. —Le expreso con el rostro de enfado.
—Es una amistad de hace muchos años atrás. —Papá me contesta con tono bajo.
—Ella dijo que eres su primer amor, ¡no trates de mentirme! — Me expreso con un gesto lleno de indignación.
—Kejoni eso es pasado, a Kazumi la conozco desde antes de enamorarme de Akira. —Me responde tímidamente.
Papá me coge de las manos llevándome enseguida al banco, al acompañarlo al 10 piso para dialogar un momento con la directora de Recursos Humanos, se cruza en el camino con un joven bien vestido.
—Magister Bruce Smith ¿Cómo te fue en el viaje de negocios en China? —Papá le saluda cordialmente.
—Jefecito buenas tardes, el negocio con “Industrial and Commercial Bank of China” es todo un éxito, el convenio de 100 millones de dólares en inversiones está firmado. —La cara de Bruce es alegre y abierta prediciendo un negocio lleno triunfos.
— ¡Ese es mi muchacho! Siempre traes buenas noticias a tu jefe directo. —Papá le aprieta las manos con plena confianza.
Ambos se abrazan fuertemente, Bruce parece ser alguien importante en el banco. En ese instante papá me presenta:
—Bruce, ella es mi hija Kejoni, desde hace pocos días está realizando prácticas estudiantiles en el balcón de servicios. —Le dice lleno de alegría y entusiasmo.
Por un momento Bruce me queda mirando a los ojos fijamente, parece estar petrificado que no pronuncia palabra alguna.
— ¡Bruce! ¡Bruce! —Papá le sacude a que reaccione.
—Perdón jefecito, estoy pensando de un asunto importante por hacer. —Bruce no puede disimular lo prendado que está de mí.
—Buenas tardes Magister Bruce Smith. —Le saludo amablemente.
—Konbanwa Kejoni (quiere decir buenas tardes en japonés) —Bruce inclina la cabeza en señal de saludo.
— ¿Siempre te pones nervioso al conocer una chica Bruce? —Le respondo riéndome a carcajadas.
—Hija no faltes el respeto al vicepresidente de “Standard Chartered Bank”. —Papá me jala las orejas luego pide disculpas a Bruce.
No cabe duda que Bruce está enamorado de mí, es amor a primera vista, jaja, jaja, jaja. Sin embargo, estoy interesada en aquel joven inglés que lo conocí cuando viajamos con mi padre y abuelita a Londres. Es tan lindo que cuando pienso en Jack me salen suspiros, espero algún día volverlo a ver.