Después de pasar dos semanas en Inglaterra regresamos al Japón, mi abuelita lleva consigo varios libros de historia y mitología. Yo traigo chocolates de toda marca, papá cuatro lujosos ternos.
Tokio, Japón
Residencia “Tanaka”
Al llegar a casa se encuentra mi tío Kimura, nos recibe con banquete, bebidas y música. Él es pequeño de estatura, no es agraciado, de tez amarilla, cabello largo color café recogido con trenza. No me gusta su mirada parece imaginarse pensamientos pervertidos, es el hermano menor de mi padre siendo uno de los principales accionistas del “Standard Chartered Bank”, y m*****o de un grupo de artes marciales nombrado los “Antiguos”.
—Mi más preciada joya, ¿Cómo está la niña más bonita del mundo? —Mi tío Kimura me abraza seductoramente.
—Buenas tardes tío. —Le saludo con frialdad alejándome de él.
—Mira Kejoni te tengo como regalo dos preciosas vestimentas: un kimono color rojo con rayas blancas y un yukata de varios colores para que te pongas en verano. —Me dice mi tío con el tono de su voz a gran velocidad por lo entusiasmado que se encuentra.
—Le doy las gracias. —Expreso el rostro con indiferencia.
— ¡Kejoni eres tan idéntica a Akira que parece como que estoy conversando con ella! —Mi tío me mira con ojos de intensa pasión.
Me alejo de él para sentarme a lado de mi abuelita que está comiendo sushi de cangrejo. Mi papá celebra bebiendo “el sake” con mi tío, es una bebida tradicional del país, ambos se ven alegres. La música de fondo es hermosa, tocan melodías ancestrales.
La fiesta dura tres días, los invitados por parte de mi tío son bastantes. Él tiene su inmensa residencia a dos horas de aquí, pero cuando quiere hace fiestas en la mansión de mi papá.
Hay chicas de 18 y 20 años bastante más jóvenes que mi tío (45 años), seguramente están en la fiesta por dinero.
Él les abraza, ellas lo permiten incluso se dejan topar las partes íntimas. Es penoso ver como aquellas jóvenes se dejan morbosear por mi depravado tío.
Prefiero ir a la biblioteca donde está mi abuelita leyendo sus libros recién adquiridos en Inglaterra.
— ¡Abuelita mi tío Kimura es loco! No se cansa de manosear a las chicas. —Le expreso el rostro con enfado.
—Kejoni, mi hijo Kimura desde que es pequeño siempre tiene ese deseo incontrolable por las mujeres, sobre todo sin son jóvenes. —Mi abuelita expresa un gesto lleno de indignación.
—Mi papá es tan paciente que le tolera sus indignas fiestas. —Me rozo la nariz con los dedos demostrando perplejidad.
—Espero Kimura cambie y se libre del trágico destino que le espera. —Mi abuelita tiene los ojos húmedos de tristeza.
Al fin mi padre le dice a mi tío que se marche a su residencia, él está completamente borracho. Cuatro chicas le llevan de los brazos, el chofer espera en el garaje.
Mi abuelita reprende a mi padre por permitirle a mi tío hacer lo que quiera, siendo aún irrespetuoso en traer mujerzuelas a la residencia.
Mi papá le defiende diciendo que es soltero, millonario y sin hijos. Puede disponer de su dinero cuando quiera incluso realizando fiestas de hasta tres días en casa.
Yo me pongo molesta con papá porque no se da cuenta de lo pervertido que es mi tío. Es domingo de noche es hora de descansar, mañana comienzan los exámenes finales. Casi no he estudiado espero no saque malas notas.
Al pasar dos semanas de exámenes, los resultados envían por correo electrónico, menos mal todas las materias están aprobadas aunque las notas nos son tan altas como en años anteriores.
Papá de todas maneras me felicita recompensando al comprarme un auto nuevo, me lleva a la concesionaria de carros para escoger el que quiera. Me gusta el “Subaru Levorg” es grande, confortable, rápido y sencillo de manejar, sin embargo, debido a mi edad (15 años) debo disponer de un chofer hasta la mayoría de edad.
—Kejoni te doy las llaves del auto siempre y cuando salgas con el chofer. —Papá me aconseja
—Si papá, cuando tenga 18 años voy a sacar la licencia de conducir. —Le respondo luego de darle las gracias por el regalo.
—Hija quiero llevarte al banco porque dentro de tres semanas empiezas con las prácticas estudiantiles. —Me dice papá con entusiasmo.
—Está bien papá pero primero salgamos a pasear en mi flamante auto del año. —Le sonrió al quitarle las llaves del carro.
Ese día nos paseamos por las calles de Tokio, también visitamos la tumba de mi madre. Al llegar al cementerio mi papá como casi todas las veces que viene a verla, se echa al piso de la tumba a llorar.
Teniendo 27 años le quitan la vida a mi madre, tan joven y hermosa disfrutando una vida por delante la muerte le arrebata de los brazos de mi padre. Lo abrazo tratando de consolarle hasta que se tranquiliza.
Detrás de nosotros está mi tío Kimura con un ramo de rosas rojas, le coge de los hombros a mi padre.
—Tranquilo Miroku, Akira descansa en paz. —Mi tío expresa un gesto de paz.
—Gracias hermano siempre tan amable y solidario conmigo. —El tono de la voz de mi padre es baja debido a su profunda depresión.
Mi tío deja las rosas sobre la tumba de mi madre, luego coge a mi padre de los hombros para llevarlo a casa. Me siento triste por no tenerla con vida, tantas cosas por disfrutar pero no está aquí con nosotros.
— ¡Algún día Kejoni voy a vengarme de los asesinos de Akira! —La voz de papá es abrupta por lo alterado que está.
—Papá tranquilízate no es bueno seguir sufriendo y guardando rencor por cosas del pasado. —Le digo tratando de calmarlo.
—Hija al contemplar tu rostro es como ver viva nuevamente a Akira, ¡abrásame! —Papá mantiene tenso el labio superior al controlar sus sentimientos.
Al salir del cementerio empieza a llover, todos nos vamos corriendo a los autos, mi tío se despide de nosotros. Papá me lleva al mirador “Tokyo City View” recordando los mejores momentos de su vida junto a mi madre.