Para mi suerte, a mi padre al parecer le cayó muy bien Andrés. Durante todo el almuerzo se la pasaron hablando, mientras mi madre y yo solo escuchábamos con atención. Una vez terminado el almuerzo, recogimos la mesa y Andrés se ofreció a lavar los trastos. Yo subí a mi habitación, debía hacer una llamada importante. Desconecté mi celular del cable del cargador y busqué el número del Dr. Fitzpatrick, y le marqué. -¿Hola? – contestó el doc. -¡Hola doc! ¡Soy Melanie! -Estuve llamándote todos estos días. Te felicito por la Eurocopa, pero sabes que corrías un gran riesgo. -Lo sé – me acosté en la cama, mirando al techo –. He tomado una decisión. -¿Abortarás? -No – dije, sintiendo un escalofrío con tan solo pensar en ello –. Lo tendré. -¿Cuándo y cómo revelarás la verdad? Ya sabes…de que