Capítulo 21: El desliz de Leonardo

898 Words
Valeria se plantó en la puerta del despacho de Leonardo sólo unos minutos después de la llamada de Leonardo. Llevaba puesta una gabardina larga, es cómo si estuviera preparada para irse en ese momento. “Valeria pasa, tenemos que hablar de un tema importante” le dijo Leonardo en el tono más serio que le permitía su embriaguez. Valeria tomó una actitud recogida y sumisa, muy poco habitual en ella “Si Leo querido, tengo que pedirte disculpas por estas últimas semanas” Eso dejo absolutamente descolocado a Leonardo “Eh… bien… si… eso…”. Valeria continuó su discurso, como si lo hubiera preparado. “Verás, he llegado con mucho ímpetu, quería conocer al fondo los entresijos de la compañía y tal vez puede que en alguna ocasión me he podido exceder en mi emoción y he expresado mis convicciones de forma muy vehemente” Leonardo estaba impresionado, no conocía esta sensibilidad por parte de Valeria, el no pensaba ser tan duro con ella. Aún así Valeria prosiguió. “Si bien es cierto que estas semanas me han sido muy útiles, creo que no es necesario que me involucre de forma tan activa en la empresa, quizá un puesto en el consejo de administración sea una tarea más adecuada para mí en este momento” Leonardo se sorprendió de lo conveniente que resultaba todo, su tío Enzo, que cumplía 83 el próximo jueves, había decidido retirarse de su puesto en el consejo como uno de los vocales de la familia Rossi en el consejo. Con un puesto en el consejo podía desembarazarse de Valeria en la oficina dándole un puesto importante y una salida elegante al conflicto. Sonrió y se levantó para estrecharle la mano. “Parece que tenemos nueva consejera, enhorabuena”. Valeria cambió de tercio entonces “ ¿y que era eso tan importante que me tenías que decir?” Leonardo pensó una excusa con rapidez “Oh si…, me preguntaba si Olvia te ha hecho llegar tus cheques por estas semanas de trabajo” Valeria respondió jovial “Seguro que sí… bueno, la verdad es que no tengo ni idea, nunca me preocupo del dinero” alardeó. Luego cambió su tono a un susurro y se acercó más a Leonardo. “Por cierto, quería darte las gracias por ser tan comprensivo estas semanas. Además, desde que se acordó nuestro compromiso, no habíamos tenido tiempo de sellarlo, así que te he traído una sorpresa”. Valeria dejó caer su gabardina para dejar a la vista un conjunto de lencería muy sexy de color n***o que hacía un contraste delicioso con su blanca tez. Leonardo se quedó muy quieto, como si le hubiera dado un ataque. Nunca se había interesado por Valeria, pero la verdad es que tenía el cuerpo de una modelo y en su estado de alcoholismo le resultaba muy difícil pensar con claridad. Valeria comenzó a besarle y el no se resistió, es más poco a poco el comenzó a excitarse y a tomar mayor parte de la acción. Comenzó a tocarle los pechos y a acariciar su trabajado culo. Valeria parecía encantada con esa reacción. Tanto es así que llegado a un punto fue hasta su escritorio, arrojó todo al suelo y se tumbó boca arriba diciendo “hazme tuya”. Las bragas del conjunto de lencería que llevaba tenían una abertura que dejaban ver su sexo perfectamente depilado y listo para recibir a Leonardo. Leonardo por un momento, pensó en Isabella, pero luego se acordó de ella riéndose con Luca. Sintió una punzada en el corazón y sus celos y el wiski le decían que no tenía que dar cuentas a nadie y que lo que tenía que hacer era desquitarse con Valeria en ese momento. Leonardo se acercó, se bajó el pantalón a medias y enfiló a Valeria con su sexo erecto. Valeria parecía estar absolutamente lista para recibirlo, y lo hizo con unos exagerados gritos de placer, tras los que puso sus piernas detrás dela espalda de Leonardo para empujarlo hacía sí. Leonardo estaba muy excitado y comenzó a penetrar a Valeria con embestidas muy rápidas. Valeria le respondía con gemidos histéricos y con vítores como “Oh si, quiero tu gran polla” o “dámelo todo semental”. En un par de minutos, Leonardo tuvo que bajar el ritmo “perdona Valeria, si sigo así voy a correrme” a lo que ella le respondió “no pares estoy a punto”. Espoleado por esas palabras Leonardo siguió embistiendo con todas sus fuerzas hasta que notó que estaba llegando al clímax, entonces intento separarse para no derramarse dentro, pero Valeria lo tenía sujeto con ambas piernas y empezaba a retorcerse en un intenso y escandaloso orgasmo. Valeria beso a Leonardo y le dijo “oh.. ha sido el mejor sexo de mi vida”, luego se arrodilló ante el y comenzó a lamerle los restos de semen de su pene semi-erecto, con lo que Leonardo sintió un placer que le complicaba mantenerse de pie. Leonardo estaba satisfecho por el sexo salvaje con esa preciosidad que era su prometida. Pero se sentía preocupado por haberse corrido dentro y haberla dejado embarazada. Curiosamente, eso no le había preocupado lo más mínimo cuando estaba con Isabella. Pero sobre todo se sentía culpable por haber traicionado a Isabella fruto de los celos y una borrachera.
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