«¡Es su exmarido! Lo lógico es que conozca a Claudia y también haya venido. ¡Cálmate, Tobías! Su presencia no significa nada.»
Respiré hondo antes de dirigirle la palabra a Rafael, pero seguía teniendo muchas preguntas. Ya no solo qué hacía él aquí, sino por qué tenía que estar con Mariel, solos, en una habitación a oscuras.
–Te hice una pregunta–No se alejaba de la cama–, ¿qué haces aquí?
–¿Qué crees que hago aquí?–Mordí mi labio al darme cuenta de mi tono de voz. Mariel estaba en la cama, en duelo, sin enterarse de nada, era obvio que Rafael se estaba aprovechando de eso, por eso quería reclamarle a él, sacarlo de la habitación y cerrar la puerta con llave para meterme en la cama con Mariel y consolarla entre mis brazos, pero eso no era lo adecuado, a pesar de la situación.
Mariel a
