Hace mucho tiempo que no pisaba Marbella y no espera hacerlo por estas razones, un motivo tan triste. Tuve que apagar mi teléfono, porque Lina no dejaba de llamar y enviar mensajes hasta el cansancio. La brisa de Marbella traía consigo no solo el aroma del mar, sino también un profundo sentimiento de melancolía. Había llegado justo a tiempo para el funeral de Claudia. A pesar de los años y las circunstancias que nos separaron, sentí que debía estar allí, no solo por Claudia, sino también por Mariel. Por ella. Porque sabía lo que significaba Claudia en la vida de Mariel. La importancia de su amiga, misma razón por la que compré sus casas, para que ella se pudiera permitir estas vacaciones, estar al lado de su amiga. La última vez que vi a Mariel fue en el hospital, hace un par de hor