La mayor parte de la tarde me preguntaba si Mariel ya se sentía bien, había salido temprano a casa de su hermano y regresó en la tarde, con varias bolsas de compra. Luego de eso hablamos poco y ella tenía buen aspecto, tampoco había dicho nada de cancelar lo de la fiesta, por eso asumí que se sentía ya mucho mejor, lo que era un alivio para mí, la noche anterior se encontraba muy mal y verla llorar o sufrir no me sentó nada bien. Me quedé toda la noche a su lado, sujetando su mano, intentando comprenderla o comprenderme a mí por sentirme tan bien a su lado cuando ella era la mujer que casi acaba con mis sueños. No debía olvidar el motivo por el que los dos estábamos bajo el mismo techo, la razón por la que me crucé en su camino o por qué yo estaba haciendo todo esto. No podía olvidarlo