La sorpresa me invadió al ver a Mariel sentada a mi lado en la fiesta. Su presencia era la última cosa que esperaba, y cada fibra de mi ser se tensó al verla tan cerca y al ver más allá pude notar que Tobías estaba a su lado. Era su acompañante. ¿Vino con Tobías? ¿Esto era una broma? De todos los lugares en los que podría haberla encontrado, este era uno en los que creería que jamás podría haber pasado, pero aquí estaba Mariel, contra todo pronóstico. Lina, sintiendo mi inquietud, me tomó de la mano, un gesto que pretendía ser tranquilizador, pero que no lograba calmar la tormenta que se formaba en mi interior. La miré y ella mordió su labio, sujetando mi mano con fuerza. –No…–esa fue la palabra que quiso decir, pero sus labios no se movieron, más yo entendí el gesto. Solté su mano,