—Cántala otra vez. Por favor…—su voz ronca salía baja, casi un susurró, lo escuchaba porque estaba cerca de él. Chiara la había cantado completa, a pesar de que siempre cantaba un trozo en específico a su hijo, nunca era necesario cantar más porque él siempre se dormía antes, pero su esposo seguía despierto. Seguía sufriendo. Comenzó a cantarla desde el inicio. Davide se giró hacia ella, sin abrir sus ojos, la mano de Chiara quedó sobre el costado de su esposo. Secó sus mejillas, peinó sus cejas. Seguía viéndose como un niño pequeño, no asustado, pero sí triste, con mucho dolor. La canción de su esposa comenzaba a calmarlo, por eso no quería que ella se detuviese. Nunca. Cuando terminó la canción, Davide abrió los ojos, quizás con algo de reproche que ella notó al momento, ento