Antoni barajó las cartas con destreza, sus manos moviéndose con una habilidad que sugería años de práctica, mientras lo hacía, Mia no pudo evitar notar el contraste entre sus dedos ágiles y la fuerza contenida en su postura, era un hombre de muchas capas y el juego de póker prometía revelar algunas de ellas sin duda alguna.
— Las reglas son simples... — dijo Antoni mientras repartía las cartas — Jugaremos Texas Hold'em, sin límite... — la vio a los ojos — Espero que tengas una buena estrategia. — no tenía un plan, solo quería jugar con ella.
Mia aceptó sus cartas y las miró con una expresión neutral, había aprendido a no mostrar sus emociones en el póker, un juego donde la lectura de las personas era tan crucial como la habilidad con las cartas.
— ¿Qué tal si hacemos esto más interesant
