De vuelta en la mesa los discursos continuaron, Pierre volvió a su asiento y vio fijamente el curita que su hija tenía en la nuca, no pregunto, solo paso el brazo por los hombros de su esposa y la acercó a su cuerpo antes de darle un beso en la mejilla, aquel acto fue visto por Mia y le dedicó una mirada furiosa a su madre porque en su mente era una sinvergüenza que solo estaba abusando del amor de Pierre. — Tengo que ir con su madre a hablar con unas personas, no se vayan de la mesa, aunque abran el casino. — dijo Pierre al levantarse de la mesa. — Yo las vigilo. — Amelie le guiño un ojo muy sonriente. — ¿Es importante? — preguntó Isabella levantándose del asiento de mala gana. — Si amor, es muy importante que tú y yo hablemos... — la tomó de la cintura y caminaron hacia una terraza —