Caronto fue a recoger a Cerberus al Spa y Perséfone al fin pudo respirar tranquila, era un enorme peso del que se libraba. Fue hasta su departamento, se dio un baño y descansó un poco después de lo vivido con Cerberus. Al salir de la duche vio sus zapatos favoritos totalmente destrozados e inservibles. Hades había llenado el límite de Perséfone y ella ya no podía soportarlo más.
Podía ser misterioso y hasta atraerla de forma inexplicable cuando estaba junto a él, pero ella necesitaba respeto y que la tratara como una persona y no como una esclava más. Se quedó sentada en el filo de la cama a meditar un poco.
…
Al día siguientes Hades estaba en su oficina arreglando algunos documentos, cuando sus puertas fueron abierta de golpe.
- Tú, amigo mío me debes un par de zapatos. – dijo Pers
