Perséfone se preparaba en su habitación, su elegante y perfecta combinación de conjuntos la enorgullecía, sonrió ante el espejo por el resultado obtenido, tomó la cartera y comenzó a caminar para su coche. Al llegar, se estacionó en uno de los lugares vacío, salió con una resplandeciente sonrisa, buscó el ascensor y subió hasta el piso de Hades, donde llevaría a cabo su primer día de trabajo como asistente. Sonría placentera por su primer día de trabajo.
- Señorita Perséfone, el amo Hade la está esperando. – dijo la secretaria con un tono amable al verla.
- Gracias. – respondió ella sin dejar de sonreír y fue hasta la oficina de Hades.
Él la dejó pasar, estaba algo serio tras el escritorio, mientras subastaba en línea.
- Señor Hades, estoy lista para mi primer día de trabajo. – dijo ella muy encantada.
Él la vio a los ojos, Perséfone estaba muy feliz y bien arreglada para su primer día de trabajo, pero iba a terminar mojada porque Hades tenía planes descabellados con ella, Se levantó de su lugar y le dijo con voz autoritaria.
- Primero, soy tu amo. – Perséfone eliminó su sonrisa de inmediato al escucharlo hablar de ese modo. – segundo, harás todo lo que te pida sin importar lo estúpido que sea y tercero, no hablaras hasta que te lo diga ¿Entendiste?
- Sí, pero porque llamarlo amo, el seudónimo dejó de ser utilizado hace muchos siglos. Las personas que eran llamadas de esa manera eran reyes y a la vez compraban a otras personas para hacerlos sus esclavos porque querían sentirse poderosos. Es la actualidad, el pronombre ha sido eliminado hasta de las grandes familias.
- Soy un Dios, Perséfone. – Hades abrió sus manos para sentirse como uno y continuó diciendo. – tengo que sentirme poderoso. Los demás empleado y humanos no tienen problemas de llamarme de esa manera, para ellos y para ti, soy su amo y lo seguiré siendo.
- Pero…
- No te he dicho que hables. – dijo levantando su mano derecha, haciendo que Perséfone quedara impactada, Hades era demasiado ególatra que llevaba su ego al máximo. Asentó su mirada levemente y se quedó en silencio a escucharlo. - Veo que entiendes. – caminó hacia el baño. – esta será tu primera tarea, vas a lavar mi baño personal, esta algo sucio, pero puedes con eso.
Perséfone quedó asombrada cuando vio el baño, las palabras que iba a decir se quedaban cortas para lo que pensaba. El baño estaba totalmente sucio, tenía lodo por todas partes y los papeles estaban regados por todo el piso.
- ¡¿Algo sucio?! – dijo sin aguantar. – me disculpa amo Hades, pero yo me gané el puesto como su asistente, no como la de limpieza.
- ¿Qué hablamos de decir sobre hacer cualquier cosa por más estúpida o descabellada que sea? - preguntó Hades, mientras cruzaba sus brazos y dejaba escapar una sonrisa irónica y sarcástica.
- Pero esto es increíble ¿Cómo alguien puede destruir su propio baño? y peor aún, dejarlo de esta manera.
- No he dicho que hables. – dijo Hades en tono serio. – esa es tu primera tarea, limpia el baño hasta que alguien puede comer en dentro de el.
Perséfone apretó sus puños, se había puesto linda para su primer día de trabajo y resulta que iba a lavar un baño, ese no era el labor que esperaba, tampoco el trato que imaginaba como asistente de Hades.
- Todo el material que necesitas puedes pedírselo a Adriana, ella es la jefa de limpieza y puede ayudarte. – caminó hasta su escritorio, tomó asiento y volvió a decir mirando su elegante reloj. – hazlo pronto, el baño tiene que estar listo antes de la hora de almuerzo.
Perséfone asentó su mirada y en total silencio fue en busca de los materiales de limpieza. Cubrió sus cabellos para no mojarse con un protector de plástico, se puso guantes para poder lavar, quitó sus zapatos para que no se dañaran y fue hasta el baño de Hades a empezar con la limpieza. Una vez adentro no sabía por dónde empezar, ni siquiera había un lugar en orden, todo estaba fuera de lugar. Respiró y decidió recoger los papeles regados, después fue al lavamano para poder quitar algunos cabellos que estaban dentro de este, al abrir la llave por un poco de agua, la válvula se rompió y comenzó a mojarla por todo su cuerpo.
Hades sentado en su sillón, escuchó el sonido del agua y los gritos de Perséfone balbuceando o tal vez maldiciendo.
- Se me olvidaba. – dijo él cuando ella ya estaba adentro completamente empapada por el agua. - hay válvulas descompuestas, espero y hayas traído cintas para repararlo.
Perséfone movía sus manos para sacudirse, su cabello como el fuego estaba mojado y sus ropas desarregladas.
- Gracias por avisarme. – dijo entre dientes. Eso era tarea de un plomero, no de ella. Respiró y respiró una y otra vez para poder contenerse y volvió a intentarlo.
Hades quería reírse de ella, si había una persona en el universo quien la conocía por completo, era él y sabía que Perséfone estaba molesta y que no iba a durar mucho tiempo. Ya podía escuchar sus palabras diciendo “Hasta aquí llegué, renuncio” Perséfone no era tan amorosa, también tenía su carácter y sólo era cuestión de horas o más tareas descabelladas.