Salvando Nuestro Amor

9. El Silencio Entre Los Dos

[SERENA]

Un poco más de dos semanas después: 11 de octubre

Después de una extensa charla con mi doctor y unas largas horas de negociación con el ahora mi preocupado esposo; finalmente estoy en el avión rumbo a Paris para ir a la grabación del comercial. Con lo que yo no contaba, es que él también vendría conmigo.

—Permíteme. — Dice mientras toma mi maleta de mano la cual trae parte de las cámaras que utilizaremos en el rodaje, y la ubica en el portaequipaje.

Ignoro por completo su arranque de caballerosidad y tomo asiento rápidamente para abrochar mi cinturón e intentar relajarme un poco. Estas últimas dos semanas ha estado haciendo todo lo que no ha hecho en estos meses. Me ha acompañado a las citas médicas, ha procurado pasar más tiempo en casa, e incluso ha adelantado reuniones de su trabajo para poder venir a este viaje para según él, cuidarme. Sé muy bien que está haciendo todo esto para que le perdone, o quizás porque ha escuchado la conversación que he tenido con Joel en casa aquel día.

Joel me mira desde el asiento que está del otro lado del pasillo y lo mira a Gael como diciéndome "ha venido a cuidar lo que es suyo."

Intento no reír de la situación tan infantil en la que me encuentro en estos momentos, y simplemente miro por la ventanilla mientras recuerdo la conversación que escuché entre ellos dos cuando fui a la cocina por un vaso de agua.

"Quiero hablar contigo" Le escuche decirle a Gael.

"Tú dirás..." Respondió Joel.

"He escuchado la conversación que has tenido con Serena. Sé perfectamente lo que sientes por ella, aunque no era novedad, claro." Le reclamó y yo no daba crédito a que se atreviera a celarme.

"¿Me pedirás que me aleje de ella? ¿Qué renuncie?" Lo reto Joel.

Fue la primera vez que lo escuche hablar así.

"No. Tú no tienes culpa en lo que ella y yo estamos atravesando. El único culpable soy yo y sé que me espera un largo recorrido para poder siquiera ganarme un poco de su confianza." Le explicaba Gael tomándome por absoluta sorpresa.

"¿Entonces?" Presiono mi mejor amigo.

"Solo déjame intentarlo sin entrometerte. Si no funciona seré yo mismo quien le deje el camino libre a ella para que haga lo que quiera aun si eso significa que no pueda ver a mis hijos todos los días. Ese será mi castigo, pero antes de darme por vencido lo intentare hasta el último día." Le explico y yo tan solo podía apoyar mi espalda sobre la pared mientras sentía como mi estúpido corazón seguía latiendo a mil por hora con escucharle hablar así.

"No la vuelvas a lastimar porque no solo ella se alejará de ti; sino que yo me encargare de que tu vida sea un infierno." Le advirtió Joel y luego me alcanzo en la cocina dejando a un Gael completamente agobiado en el salón.

—¿Te sientes bien?— Me pregunta regresándome al aquí y ahora. Volteo para mirarle y asiento —¿Has tomado los medicamentos y vitaminas que te ha recetado el doctor?— Insiste.

—¿Puedes bajarle una rayita a tu intensidad? Me estas agobiando. — Le pido lo más calmada que puedo.

—Solo quiero saber que te encuentres bien. — Me dice defendiéndose.

Respiro e intento recordar que no estamos solos en este avión —Entiendo, pero he estado ocupándome de mi misma y de mis hijos sola hasta hace un par de semanas atrás cuando tú decidiste que ahora si debías hacerlo también, ¿vale? Te pido por favor que no intentes hacer todo lo que no hiciste en todos estos meses en unos pocos días. No me estreses. — Le digo y es casi una súplica de mi parte.

Él se acerca un poco a mí y yo intento mantenerme firme —Vale, pero dime una cosa—

—¿Qué?— Pregunto sin apartar mi mirada de la suya.

Él me mira y sé que está lleno de dudas en cuanto a lo que quiere preguntarme — ¿Sera que me permites acariciar a mis hijos sin que quieras huir? — Cuestiona finalmente haciéndome tragar profundo.

Cierro mis ojos, los vuelvo a abrir y me encuentro con su expectante mirada sobre mí —Dime una cosa antes de que yo responda. —

—¿Qué?— Cuestiona con un hilo de voz.

—¿Sigues creyendo que ha sido un error embarazarme? ¿Sigues odiándome como aquel día que me miraste cuando desperté sin saber que había ocurrido?—

Sus ojos se cristalizan por completo. Niega con su cabeza —No... no lo creí ni lo creo. No te odie ni te odio... Estaba muy lastimado. No sé cómo explicarlo ya— Trata de explicar.

Me tiemblan las manos mientras las acerco a las suyas. Las tomo bajo su mirada llena de confusión y las coloco sobre mi abdomen. —Si no los tocaras con odio, puedes hacerlo, pero no creas que esto cambiara las cosas entre los dos. — Digo mientras que suelto sus manos y debo admitir que sentirle acariciándome después de todos estos meses me causa una sensación completamente extraña.

Por un lado, siento melancolía por todo aquello que tuvimos, y por el otro lado se me vienen todas las imágenes de lo que ha hecho vivir en estos meses.

Nuestros hijos parecen reconocer el tacto de su padre porque comienzan a patearme de una manera que me hacer sonreír. —Se están moviendo...— Dice sorprendido.

—Quizás estén contentos de sentirte. — Comento y ríe.

—¿Tú crees?— Cuestiona jugando con sus dedos y tan solo encojo mis hombros.

—Vale... ya Gael...— Digo al sentirme un poco incomoda y él de inmediato quita sus manos.

—¿Por qué conmigo eres así y con él no?— Me pregunta firme y sé que se refiere a Joel.

—Porque nunca lo he amado como a ti y tampoco me ha lastimado como tú lo hiciste. Él es mi amigo, puede que él sienta otras cosas por mí, pero al final es mi amigo. Tú en cambio, lo eras todo y de repente te has convertido en la segunda persona que más daño me ha hecho después de ese hijo de puta. Lo siento Gael, esto no se me pasa en dos semanas llenas de buenos tratos. — Explico con la mayor honestidad que puedo.

Él asiente —No tienes que decirme lo siento. Eso debería decírtelo yo a ti cada día...— Rebate y a pesar de que nuestra conversación podría seguir adelante; los preparativos para despegar son quienes nos hacen guardar silencio, y creo que por ahora los silencios entre los dos siguen siendo mejores que las palabras que podamos llegar a decirnos.