10. Tan Cerca y Tan Lejos

1238 Words
[GAEL] Escucharla pedir dos habitaciones a la recepcionista del hotel después de que ella le explicase que ha habido un error en la reserva y que el ordenador le muestra que solo hemos reservado dos habitaciones y no tres, me deja saber que cada día que pasa, estamos más lejos a pesar de que hoy me ha dejado acariciar a mis hijos. —Serena, si quieres, y eso te hace sentir más tranquila; Gael puede quedarse en mi cuarto. — Propone Joel. Inmediatamente lo miro con reprobación «de acuerdo, si las miradas matasen, el ya estaría muerto, esa es la verdad.» —Es que no puede ser posible que el hotel este lleno, ¿acaso hay un evento del que no nos hemos enterado? — Se queja. El verla así de preocupada por tener que compartir la habitación conmigo me hace saber lo mal que estamos. Lentamente me acerco a ella y la miró fijamente —Serena, que tengamos que compartir habitación, no significa que debamos dormir juntos. Por favor, no formes un escándalo de esto; no quiero nuestra crisis matrimonial en la portada de alguna revista del corazón. — Le pido y ella de inmediato mira a la recepcionista. —Déjelo así, está bien. — Sentencia finalmente, y sin más; toma la tarjeta magnética del mostrador y se da la media vuelta par así ir a la habitación. [SERENA] Termino de abrir la puerta de la habitación 515 y entro después de que el botones ya dejase mis maletas aquí hace un instante. Me siento en el borde de la cama, e intento respirar profundo con la única intención de relajarme un poco. No pretendía compartir habitación con Gael, y mucho menos la cama. Esperaba un poco de paz y soledad en este viaje, pero por lo visto será imposible. La puerta vuelve a abrirse y allí entra él con su maleta. Me mira como intentando saber qué es lo que pienso o como me siento, pero no dice ni una sola palabra. Deja su equipaje a un lado, y se acerca a mi lentamente —Serena, no te preocupes... dormiré en ese sofá, ¿vale? — Me explica. —Perfecto. — Me limito a responder y voy a abrir mi maleta para ir a buscar algo de ropa e ir a ducharme. —Ah, en cuanto a lo de nuestra crisis matrimonial... No lo minimices. Esto no es una crisis matrimonial. — Digo y volteo a mirarlo. —Para que fuese una crisis matrimonial, debió haber existido un matrimonio... y entre tú y yo eso ha sido inexistente. — Sentencio. —Tienes razón. He hecho que esto no sea un matrimonio, pero dime ¿Qué puedo hacer para revertir la situación? — Me pregunta mirándome con detenimiento. Intento pensar en algo que hiciese que me olvidase de todo, pero es imposible —Nada. — Respondo sin rodeos y antes de seguir discutiendo con él acerca de este asunto; me pongo de pie y voy hacia el baño para tomar una ducha y estar lista para la primera reunión de planificación. [GAEL] Hace mucho tiempo que ella y yo no compartimos nada más que una mesa a la hora de comer o simplemente un techo donde por varios días ni siquiera nos hemos visto la cara. Hoy, nos toca compartir una habitación que en otra ocasión hubiese despertado nuestro lado más romántico y apasionado gracias al hermoso balcón con vistas a la Torre Eiffel. Eso, sin contar los grandes cristales que dejan ver todo el exterior y hacen de este sitio uno mucho más romántico. Respiro profundo, salgo al balcón y me quedo admirando por un momento la belleza de esta ciudad tan llena de historia y romance. Pienso en las palabras que me ha dicho y como es que aún me sigo sintiendo a mil años luz de ella a pesar de que esta tan cerca de mí. Todo esto parece una pesadilla y el culpable soy yo. Me doy la vuelta con la intención de entrar a la habitación, pero la veo salir del baño envuelta con una toalla que apenas le cubre ya que el embarazo hace que gran parte de la tela se ocupe en esa parte de su cuerpo. Esta imagen me hace quedar inmóvil observando como busca algo en su maleta. Tomo valor, entro a la habitación y la miro —¿Te ayudo? ¿Qué sucedió?— Pregunto tomándole por sorpresa. —No te acerques... — Me advierte —Solo me he olvidado algo. — Explica y vuelve su atención a la maleta. —Solo intento ayudarte. — Explico —No te voy a hacer nada— Continúo explicándome y el verle tomar uno de sus sujetadores y marcharse rápidamente, me hace entender que no soy bienvenido cerca suyo. «Cuanto daría por no haber cometido los errores que he cometido con ella...» Me siento en el sofá e intento distraerme con el móvil, pero un golpe en la puerta hace que esto sea imposible. Abro y allí esta Joel —¿Esta lista?— Pregunta con prisa. —Está terminándose de cambiar, ya sale.— Explico con desgano. —¡Joel pasa!— La escuchamos gritar del otro lado de la puerta del baño y realmente comienzo a odiar la cercanía entre ellos dos a pesar de todo lo que le he dicho. —Ya has escuchado...— Digo y abro la puerta para que entre. —Gracias.— Él se queda en un lado de la habitación y a los pocos minutos ella sale del baño con un vestido de otoño de mangas largas color gris y botas hasta la rodilla que hace que su look se vea muy profesional. Trae su cabello algo desordenado ya que se está terminando de peinar. —¿Has llamado a la empresa de marketing asociada al proyecto?— Le pregunta mientras se peina. —Si, ya me he comunicado con ellos.—Responde él profesionalmente. —¿Llevaran todo el equipo que le hemos pedido? No puede haber errores, cada error cuesta dinero. — Le explica. —Si jefa. — Le contesta entre risas —Igualmente, no te preocupes por eso nos reuniremos con ellos en media hora. — —De acuerdo, busca en mi maleta el subcontrato que hemos firmado con ellos. — Le pide. —Lo busco yo. — Intercedo ya que no me apetece que Joel vea ninguna prenda íntima de mi esposa por más amigos que sean. —Flaquita, todo irá bien... relájate, que esos niños sino nacerán hiperactivos como tú. — Le dice entre risas y yo estoy aquí intentando no decirle que no le llame así; sobre todo cuando yo estoy presente. —Aquí tienes. — Le digo mirándola fijamente mientras le entrego el subcontrato. —Gracias...— Responde y luego lo mira a él —Bueno, vamos antes de que se nos haga tarde.— Le pide dejando el cepillo a un lado. —¿Te veo para cenar?— Pregunto antes de que se vayan. —Probablemente llegue tarde, tengo que ir a ver a los modelos también. Cena tú, yo cenare por allí con Joel cuando terminemos.— Me explica. «Paciencia Gael... No arruines todo por tus celos estúpidos...» Me repito una y otra vez. —Vale, no vemos después.— Me limito a responder y supongo que tendré que acostumbrarme a esta situación; después de todo me lo he buscado, ¿no?
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