16. La Cena (2)

1130 Words
[SERENA] Sin duda alguna, el restaurante al que me ha traído es increíblemente hermoso. La mesa donde nos han ubicado está en la parte exterior y ofrece una vista totalmente alucinante de la torre Eiffel en esta noche donde el cielo conspira para ofrecer un paisaje aún mucho más hermoso. —¿Te gusta?— Me pregunta mirándome fijamente y asiento. —Es hermoso. — Me limito a responderle mientras que mi cabeza no deja de pensar en cómo hubiese sido esta noche si nosotros dos fuésemos los que éramos antes. Quizás hubiésemos jugado debajo de la mesa hasta llegar la hora del postre para marcharnos de aquí. Tal vez hubiésemos llegado al hotel comiéndonos a besos para luego hacer el amor como dos locos... O quizás, no hubiésemos llegado a nada de eso y nos hubiésemos encerrado en el baño para quitarnos las ganas. Esos éramos él y yo, pero la vida, la gente, y él mismo se ha encargado que la distancia entre los dos sea lo más parecido a un abismo. Es difícil intentar saltar esa distancia para volver a alcanzarle, mucho más difícil es hacerlo sin sentir el miedo de caer en el precipicio. —¿Sucede algo?— Me interrumpe su voz y al mirarlo se le ve un poco preocupado. —Sí, solo me quede pensando. — Admito y centro mi mirada en el menú. —¿Recuerdas nuestro primer encuentro?— Me pregunta de la nada. —¿Hablas del día que te encontré borracho en el bar de Lucca?— Pregunto a modo de reto. Sonríe y luego niega —No, hablo de nuestro encuentro después de eso. Hablo de la noche que te apareciste con aquel vestido n***o y dimos comienzo a lo que creíamos que era un juego.—Explica firme. —Sí, lo recuerdo, pero no entiendo ¿Qué tiene que ver con esta noche?— Pregunto totalmente confundida. —¿Recuerdas que te dije que con una mujer como tu había que ser directo si no querías perder?— Cuestiona. —Sí, y recuerdo que esa noche te dije que dejaras tu teatro y no me llevaras a ningún restaurante.— —Esa noche no buscabas una cita romántica. — Termina de decir y sonríe. —Ni tú. — Rebato de inmediato. —Lo nuestro no tuvo un inicio perfecto. — Añade y hacemos una pausa para ordenar nuestros platos y bebidas. —¿Y qué? ¿Qué tiene que no haya tenido un inicio perfecto? — Cuestiono firme una vez que el camarero se retira. —Nuestra relación ha estado llena de imperfecciones. Nuestra primera noche, nuestra supuesta última noche, nuestro matrimonio... me pregunto si después de todos esos errores seremos capaces de comenzar de cero como tú has propuesto, o si es tan solo es una manera cordial de decirme que es un último intento que no tendrá éxito alguno y después de que nazcan Cora y Valentín tú me pedirás el divorcio.— Me dice y realmente me llama la atención sus palabras. —Creía que querías intentarlo. — Sentencio. —Claro que quiero, pero necesito saber que sientes por mi ¿queda algo de amor hacia mí? ¿O ese intento es solo basado en lo que sentías antes? – Sonrió nerviosa y lo miro —Sigues siendo aquel hombre directo que conocí en aquella primera cita. — Sentencio. —Hace un momento me has dicho que serían mi propuesta, mis tiempos, y mis reglas... ¿Qué paso con eso? — Cuestiono totalmente confundida. —Es exactamente lo que estoy haciendo.— Rebate y niego. —No, lo que haces es presionarme. Te he dicho que debíamos iniciar de cero.— Insisto. —Es que es eso exactamente lo que no entiendo... ¿para qué me quieres en ese iniciar de cero? ¿para ser tu amigo? ¿para ser aquel hombre que tan solo será el padre de tus hijos? ¿o para intentar volver a tener algo de lo que teníamos? Perdóname, pero me es muy difícil no verte como a esa mujer que me volvía loco cada noche que estaba con ella.— Me explica haciendo que se me erice la piel. —Le estas preguntando eso a una mujer que aún no es capaz de encontrarse a sí misma. Entre tú y ese hijo de puta se han encargado de lastimarme física y emocionalmente. — Sentencio con rabia. —Vayamos juntos a terapia. — Me propone de la nada —Intentemos rescatar lo que teníamos. — Añade inclinándose sobre la mesa para acortar la distancia entre los dos. —¿Para qué quieres eso? ¿No te da miedo el qué dirán?— Cuestiono. Niega con su cabeza y antes de que pueda reaccionar, él tiene mis manos entre las suyas —Lo único que me da miedo es perderte... tiemblo con la idea de que no vuelva a verte al despertar, en que alguien más pueda enamorarte... estoy intentando ir a tus tiempos y con tus reglas, pero te encuentras llena de miedos que son muy justificables y creo que la única manera de ganarles es haciendo algo juntos. No quiero y no puedo volver a verte alejándote de mí como lo has hecho hasta ahora. Muero de celos y de miedo al ver que Joel puede acariciarte y yo apenas he podido hacerlo. No solo eso, no quiero que nuestros hijos sean víctimas de los miedos que ese hijo de puta sembró en ti y de lo que yo te hice...— Sus palabras parecen una cubeta de hielo que ha sido echada sobre mí y me deja sin reacción más que ese sobresalto inicial. Estoy temblando de pies a cabeza y no sé si es por él, por su cercanía, o por el miedo a decirle "tienes razón", necesitamos ayuda los dos. —Serena.— Me dice obteniendo mi atención nuevamente. —No puedo echar el tiempo atrás y borrar todo lo sucedido, pero frente a ti tienes a un hombre completamente arrepentido que quiere transitar este camino el cual sé que es complicado a tu lado, ¿Qué dices? – Me le quedo mirando y respiro profundo —Dime una cosa antes de que te responda.— —¿Qué?— —¿Lo haces por celos, por remordimiento, o por qué?— Cuestiono firme. —Lo hago porque te amo... aunque te cueste creerme, te amo y aunque después de eso tu decidieras irte con alguien más, yo estaría tranquilo conmigo porque lo he intentado absolutamente todo. – Responde. —También lo intentare... hare mi mejor esfuerzo. — Respondo finalmente y solo espero no estar equivocándome; no podría soportar una nueva traición. —No te arrepentirás.— Sentencia y de verdad espero que sea verdad.
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