7. Disculpas y Acuerdos

1417 Words
[GAEL] Es verla subir al auto en absoluto silencio y no saber ni que decirle, «¿Cómo comienzo de cero?» —Serena.— Intento decir mientras ella echa el asiento hacia atrás. Levanta su mano, cierra sus ojos —Gael, ahora no por favor. Estoy muy, pero muy cansada, llevo muchísimas horas dentro de esa clínica, y aun tengo mucho miedo por lo que ha sucedido. En estos momentos no me encuentro ni física ni emocionalmente preparada para hablar contigo, de verdad... en otro momento. — Me explica y sé perfectamente que tiene razón. —El doctor debió haberte dejado en observación hasta mañana. No entiendo porque te ha dado el alta.— Pronuncio cambiando de tema por completo. —Fui yo quien lo convenció. No quería pasar más tiempo allí. Llévame a la casa ya por favor. — Me pide y a pesar de que no estoy completamente convencido de hacerlo, prefiero mantener las cosas lo más tranquilas que me sean posible y arranco de una vez. [...] Es el haber recorrido todo el camino en absoluto silencio y el haberla visto entrar a la casa e irse hacia su habitación sin siquiera un "adiós" de por medio lo que me hace comprender lo lejos que estamos el uno del otro. No sé qué es lo que me sorprende tanto; después de todo fui yo quien inicio todo esto. Llegaba a la casa sin decir siquiera "hola", me iba de viaje sin despedirme, me sentaba a la mesa sin cruzar una mirada o una palabra con ella. Le he dicho cosas horribles y a pesar de que ahora estoy sumamente arrepentido, no sé si será lo suficiente para cambiar algo de todo eso. [SERENA] Al día siguiente: 26 de septiembre Por más que quisiera quedarme todo es día encerrada en esta habitación para evitarlo, sé que es imposible. El doctor ha sido muy claro conmigo; o me cuido, o pierdo a mis bebes. Ni por Gael ni por nadie más dejare que algo pueda sucederles algo malo. «Necesito salir de todo esto... No sé cómo, pero tendré que hacer mi mayor esfuerzo para que mis hijos dejen de verse afectados por todo lo que me ha sucedido y me sucede.» Termino de bajar la escalera, voy hacia la cocina, y para mi sorpresa hay todo un banquete preparado en la mesa. —¿Qué es todo esto?— Le pregunto observando las tostadas, la fruta, huevos revueltos, jugo de naranja, té... lo observo a él y lleva su pantalón gris de pijama y una camiseta blanca algo suelta, pero que deja ver lo suficiente de su trabajado cuerpo... coloca «¿Cereales?» Sobre la mesa... —Tengo entendido que debes alimentarte mejor, ¿no? — Me pregunta mirándome de pies a cabeza y de inmediato cierro mi albornoz. —Sí, pero esto supongo que es para tres, ¿no? ¿has invitado a tu amante acaso? Aquí hay demasiada comida.— Le pregunto sin rodeos. Me siento en uno de los puestos que hay preparados y puedo sentir la manera en que me mira mientras se sienta en el puesto que esta justamente enfrente de mi —Serena...— Intenta decir. —Quiero el divorcio. — Le digo levantando mi mirada. Sus ojos están enrojecidos y supongo que al igual que yo la ha estado pasando muy mal anoche —Creo que deberíamos conversar antes de tomar una decisión como esa. — Me dice sin apartar su mirada de mí. —¿Conversar? ¿Ahora quieres conversar? — Le pregunto mientras me sirvo el té. —Llevamos casi tres meses casados ¿y recién ahora quieres conversar? — Expongo. —Yo...— Trata de decir y enreda sus dedos en su cabello lo suficientemente desordenado. —No lo sabía— Dice con un hilo de voz y «¿llora?» —Yo tampoco lo sabía, ¿de acuerdo? No recordaba nada de lo que había sucedido aquella noche. Solo recuerdo aquel maldito brindis que hice con él y que al despertar estaba desnuda sobre aquella cama. Lo vi tirado en el suelo y te vi a ti lleno de rabia reclamándome sin darme una puta oportunidad de decirte algo. Dices que lo viste fallándome... pues vale, lo que has visto es como ese hijo de puta me violaba y en vez de hacer algo para defender a la mujer que supuestamente amabas y la cual es la madre de tus hijos, te has quedado allí mirándome, culpándome, y sin siquiera quitármelo de encima ¿entiendes? No solo eso, me has humillado, maltratado, has rechazado a tus hijos, porque déjame decirte que al decir que ha sido un error embarazarme, lo que has hecho es negarlos a ellos. Me has sido infiel... ¿Qué más quieres que sume a la lista Gael? — Le pregunto llena de rabia —Pero ¿sabes qué? Así todo acepte seguir adelante con nuestra boda, y no por esa estúpida amenaza que me hiciste a los pies de aquella cama, sino porque creía que tú me ayudarías a sanar las heridas que llevaba dentro. Creía que había una solución para nosotros dos, pero... no. Ha sido mucho más sencillo no escuchar e irte de viaje de lo que sea que hayas hecho para luego revolcarte con otra, aunque ya no sé ni siquiera si esa ha sido la primera vez. — —Lo sé... sé que ni siquiera hay una manera que pueda llegarte a pedirte perdón. Sé que no hay justificación para lo que he hecho, pero por un segundo ponte en mi lugar... ¿Qué hubieses hecho si las cosas hubiesen sido al revés? — Pregunta y prácticamente me hecho a reír en su cara. —¿De verdad me lo preguntas?— —Si.— Dice firme. —¿Acaso te olvidas de la vez que terminamos de hacer el amor y me dijiste que se había terminado porque regresarías con Delfina? ¿Recuerdas que después regresamos y confié nuevamente en ti? — —Es diferente...— —¿Ah sí? ¿Por qué? ¿Por qué no te he visto follando con ella en la cama? — Pregunto sin querer ni siquiera entrar en más detalles. —Vale... digamos que es igual, por favor te lo pido, no nos divorciemos aún. — Insiste. —¿Por qué? ¿Le temes a un escándalo? — Pregunto sin entender su lógica. —Entre nosotros ya no queda nada Gael. No hay amor, no hay metas en común, ni siquiera podemos entendernos. — Digo y cada palabra que pronuncio me duele más. —Todo eso dejo de existir porque yo no lo deje respirar... ahogaba cada cosa bonita que había entre nosotros porque estaba lleno de rabia, no porque no te amase. — Expone y no sé qué parte de todo esto me duele más. Sí que me diga que me ama, si su manera de decirlo, o que no le puedo creer. —¿Me amabas cuando tenías sexo con ella? Dímelo...— Le reto y no puedo evitar llorar como una estúpida. Él agacha su cabeza y asiente —Como no tienes idea, pero buscaba vengarme de ti... creía que te estaba haciendo lo mismo que tú me habías hecho a mi.— —Si tan solo me hubieses escuchado una sola vez...— Pronuncio. —Lo sé...— —No te puedo perdonar.— Confieso. —Por favor, Serena, no nos divorciemos aún. Intentemos, aunque sea estar juntos hasta que nazcan nuestros hijos, prometo que las cosas cambiaran y no hare absolutamente nada que pueda volver a lastimarte a ti o a ellos. — Me pide. —Si acepto no quiere decir que te esté perdonando. — Aclaro. —Lo sé.— —Solo hasta que nazcan Cora y Valentín, después de ahí tú y yo decidiremos que haremos. — Explico. —De acuerdo, como tú quieras, después allí te juro que no te pondré ninguna objeción sea lo que sea que decidas.— —Perfecto. — Me limito a responder y el ruido de mi móvil irrumpe nuestra conversación. —Hola Joel, dime— Respondo de inmediato y escucho todas sus explicaciones acerca de los documentos que debo firmar. —Vale, no puedo ir a la oficina hoy, pero ven a la casa así los firmo. Ana tiene la dirección, dile que te la de...— Puedo ver a Gael observándome detenidamente y trato de ignorarlo. Realmente no quiero discutir más el día de hoy.
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