[SERENA]
Puedo notar como Joel, Edrien, Sabrina, y Bruno nos miran mientras nos alejamos y honestamente en estos instantes no me importa nada. Estoy harta de sus escenas de celos infundadas y sobre todo fuera de lugar. Llegamos a un rincón alejado del set de grabación y me lo quedo mirando fijamente. Sus ojos intentan entenderme y por momentos no sé si se hace el desentendido con pleno conocimiento de causa y con la única intención de fastidiarme, o es que de verdad no se entera de nada.
—¿Se puede saber que ha sido esa actitud con Bruno?— Cuestiono cruzándome de brazos.
—¿De verdad lo preguntas?— Inquiere con un tono desafiante y da un paso hacia mi acortando la distancia.
Intento mantener mi postura —Si, es que yo no le encuentro ninguna justificación a tu manera tan infantil de actuar con gente con la que debo trabajar.—
—¿Infantil? ¿De verdad?— Me pregunta a modo de reclamo y asiento —Serena...— Me dice dando un paso más hacia mí —Estoy harto de que Joel, Edrien, y ahora el idiota ese del modelito se la pasen diciéndote lo bella que eres y que podrías ser tú la modelo del comercial, lo peor de todo es que lo hacen en mi presencia ,y tú no les dices nada ¿acaso soy invisible? ¿o qué?— Me pregunta furioso.
El tono de su voz, su cercanía, y la manera que me mira me hace recordar a como me hablo aquella noche e instintivamente cierro mis ojos mientras que levanto mis manos como pidiéndole que se detenga. —No me hables así. — Le suplico.
—¿Serena? ¿Qué sucede? — Me pregunta ya con un tono de voz completamente diferente.
—No me hables como aquella noche. — Consigo explicarle y al abrir mis ojos nuevamente le veo mirándome de manera diferente. Sus ojos están vidriosos y ¿está a punto de llorar?
—¿No lo olvidaras nunca? ¿no?— Me pregunta con un hilo de voz.
Le miro intentando encontrar una respuesta a su pregunta, pero no la consigo —Que más quisiera yo...— Confieso.
—Perdóname, no tengo derecho a hacerte ningún reclamo. Eres mi esposa, pero solo en papeles.— Sentencia y esquiva mi mirada para centrarla en el suelo. —Estoy muy celoso y no sé qué hacer. Entre los dos parece haber un abismo y contra eso no sé si sea capaz de hacer algo.— Me confiesa.
—Tú con tus celos empeoras cada vez más la situación Gael. — Le admito mirándolo.
Levanta su cabeza haciendo que su mirada se fije con la mía — ¿Acaso hay solución para nosotros dos? — Me pregunta sin rodeos.
Encojo mis hombros —Quisiera tener una respuesta, pero no lo sé.— Confieso —Si tan solo fuese esa maldita noche lo que nos separara...— Intento decir, pero no puedo continuar.
«No quiero llorar, no ahora.»
—Si no lo hubiese jodido todo entre nosotros dos... ¿habría alguna oportunidad para lo nuestro? — Me pregunta mirándome fijamente.
«Cuantas ganas de tener una respuesta. Cuantas ganas de que fuese positiva...»
—No lo sé Gael, ¿Cómo vuelvo a ser la misma de antes? Es más... ¿puedes olvidar lo que viste? — Cuestiono queriendo que entienda un poco más la situación en la que nos encontramos. Se queda callado y es en este momento que entiendo que no podrá olvidarlo tampoco. —Es mejor que siga trabajando, y no te preocupes, no estoy en condiciones ni físicas ni emocionales de acostarme con ninguno de ellos tres. Si tú quieres, vete con Sabrina después de aquí; yo ya no espero nada de ti porque simplemente no puedo darte nada de mí. — Le digo a pesar de que sé que con esto todo puede terminar entre los dos.
«Cuanto quisiera que esa noche no existiera. Cuanto quisiera volver a ser esa mujer que se volvía loca por él...»
Me doy la vuelta con la intención de ir y continuar con mi trabajo —¡Serena!— Lo escucho gritarme y al darme la vuelta, él me mira con lágrimas escapándose de sus ojos.
—Sé que me he equivocado demasiado en estos meses. — Dice acercándose a mí —Sé que lo que hecho no tiene justificación y como dices tú, no sé si algún día sea capaz no solo de olvidar lo que vi aquella maldita noche, pero también lo que yo hice. Si bien no he sido yo quien ha abusado de ti, siento que de alguna manera fui cómplice y no sabes el asco que siento hacia mí mismo por ello— Me explica y ahora soy yo también quien llora. —Así todo, me rehusó a que todo aquello tan hermoso que llegamos a vivir sea apañado por eso. Quiero hacer lo que este en mis manos para que recuperemos algo de lo que tuvimos. — Confiesa.
—¿Cómo se hace eso?— Pregunto angustiada.
—No lo sé... pero ¿y si lo descubrimos juntos? — Propone.
Sus palabras hacen eco una y otra vez en mi cabeza... ¿Puedo? ¿Quiero?
—Gael, yo...— Intento decir me niega.
—No me respondas ahora, piénsalo y lo hablamos durante la cena, ¿te parece?— Propone.
Tan solo puedo asentir y volver a darme la vuelta para secar mis lagrimas sin que el me vea y luego regresar al set para comenzar la primera jornada laboral.
Apenas vamos a comenzar y yo ya estoy aniquilada mentalmente... ¿Se puede seguir así?