Estallando en ira la reina del Oeste lanzó un jarrón contra el piso, rompiéndose en varios pedazos ante la mirada aterrada de sus sirvientes.
Las rosas que adornaban el bello jarrón, ahora lucían en el suelo con los pétalos marchitos.
— ¡¿Qué es lo que están mirando?! ¡Recojan esto de inmediato!
Ordenó con furia apretando los puños marchándose lejos de las miradas de los criados.
— ¡Maldita seas! ¡Mil veces maldita! Gritaba sacando su furia. — No lo permitiré, no dejaré que arruines todo lo que he logrado, nadie me sacará de aqui. Todo lo que he sacrificado para llegar a ser... ¡NO LO ARRUINARAS, MALDITA MOCOSA!
La noticia del nuevo líder de los caballeros llegó a todo el reino.
Algunos creían que debía ser una broma ¿Alguien tan pequeño y delgado sería el defensor del pueblo y rein
