El día estaba lleno de nubosidad, la lluvia caía estrepitosamente y a lo lejos se podían escuchar los sollozos de una joven que se aferraba a la tumba de su difunta abuela. Los esfuerzos por salvarla resultaron inútiles, la mujer había recibido un golpe en la cabeza que terminó por ocasionarle la muerte. — Abuela… abuela…. — Lloraba inconsolablemente entre los criados que la acompañaban. El rey Eduardo había tenido la bondad de darle una digna sepultura a la mujer que tantos años le sirvió, el dolor de la muchacha lo compadecia como persona. — Es lamentable lo que ha ocasionado Dorian, aún me cuesta entenderlo. — dijo Gareth mirando la lluvia desde el balcón. — Lo encontraran hijo, esto no puede quedar impune, lo que Dorian ha hecho es imperdonable, por ahora solo podemos dejar q