El miedo era notable en las miradas de los dos guardias que se encargaban de vigilar a Adelaida, estos sabían que habían cometido un gran error, pero llegaron a pensar que se podían salir con la suya si no informaban que Gustaf se había llevado a la mujer. Sin embargo, los dos guardias no contaron que Magnus y Bard llegarían temprano a la mansión. Y ahora todo estaba perdido... Ellos estaban esperando su muerte... Magnus miraba con rabia a aquellos dos hombres, les había dado una sola orden y estos no cumplieron con aquello, simplemente desobedecieron y lo traicionaron. La pistola en la mano del líder estaba cargada y sin seguro, este estaba dispuesto a dispararles de una vez por todas. Sin embargo, le agradaba ver los rostros llenos de miedo de ambos hombres. — Tenían una sola orden..