Aquella rata traicionera no tenía escapatoria, sus ojos miraban todo a su alrededor buscando una salida, pero no había ninguna. Hilda sabía que pronto llegaría su cazador y que este le daría la bienvenida a la muerte de la peor manera, ella conocía como Magnus torturaba a las personas y sabía que este le haría lo misma. Su corazón latía tan rápido que podía llegar a sentirlo por todo su cuerpo, el constante movimiento de su corazón le llegaba a irritar. La habitación donde Gustaf la había encerrado se encontraba en el sótano, nadie podía escuchar sus gritos y tampoco se encontraba alguna ventanilla para la ventilación. Entre sus pensamientos aún se encontraban aquella actitud de Adelaida, la cual le había sorprendido, quizás aquella dulce mujer poco a poco iba cambiando su actitud por