Adelaida sentía un mal presentimiento con su relación con Magnus, al principio todo iba bien. Pero con el pasar de algunos años comenzaba a notar muchas ausencias o sucesos extraños que aún no entendía del todo, claro que ella sabía que cualquier relación con el tiempo llegaba a cambiar. Pero la suya estaba llena de huecos que no habían sido llenados por Magnus, el cual le decía que trabajaba en una empresa familiar y que no tenía una buena relación con su familia.
Ella había intentado hablar con él para que pudiera darle más detalles y poder ayudarlo en algo, pero Magnus se negaba diciéndole siempre que lo dejara así. Adelaida no quería pensar nada malo, pero lo que más destacaba en sus pensamientos era que Magnus la estaba engañando con otra mujer. Lo que menos quería ella era que fuera aquello, sabía que si Magnus la engañaba le dolería demasiado.
¿Era malo seguirlo?… Se preguntó Adelaida mirando por un breve momento la fotografía que ambos se habían tirado en uno de los viajes que Magnus le regaló, quería saber a dónde iba y si en verdad la estaba engañando. Adelaida comenzó a frotar sus manos ante la ansiedad que tenía, quería que todo saliera bien y todo eso acabara lo antes posible.
Magnus le había avisado que le llevaría unos regalos y luego se iría según él para su trabajo, por lo que se levantó y busco su cartera para tenerla cerca de la sala de estar. Luego de una hora escucho como el timbre del apartamento sonó, por lo que se levantó y se acercó hacia la puerta principal. En ese momento Adelaida no abrió de inmediato, intento calmarse al sentir como su corazón palpitaba rápidamente.
Luego de tomarse un rápido descanso abrió la puerta fingiendo una sonrisa, al frente de ella se encontraba Magnus con un ramo de flores junto con varias bolsas en su otra mano, los regalos caros y un tanto extravagantes por parte del noruego en ningún momento faltaron, era algo que Magnus siempre hacía para su pareja.
— ¿Cómo estás, cariño?… — Magnus sonríe al observarla y entra al apartamento mientras Adelaida toma el ramo de flores con su mano, el hombre acerca su rostro como de costumbre para recibir el dulce beso de su pareja, la cual se lo entrega.
— Todo bien, solo estaba arreglando unas cosas antes de irme al trabajo. — Miente, mientras se dirige hacia la cocina con un florero el cual comenzó a llenar de agua para colocar las flores, Magnus deja las bolsas de regalos en la mesa mientras observa la espalda de su novia.
— ¿Tienes turno a esta hora?… — Pregunta en un tono inseguro, haciendo que Adelaida por un momento dejara de hacer lo que estaba haciendo. Pero luego de arreglar las flores se voltea con la misma sonrisa de antes, no quería su pareja sospechara nada.
— Sí, cómo me dijiste que no te ibas a quedar a comer, no quise quedarme en el apartamento. Tú irás al trabajo, ¿No?… — La pregunta que había hecho la mujer había sonado un tanto amarga.
— Sí, y hablando de eso me tengo que ir ahora… Solo quise verte un rato y dejarte esto, espero te guste. — Adelaida se forzaba a actuar como siempre lo hacía, por lo que luego de dejar el jarrón cerca de un mueble de su ventana, se acercó a Magnus, colocando sus brazos en los hombres de él.
— Sabes que todos tus regalos me encantan, cariño. Muchas gracias… — Magnus acaricio la cadera de su pareja mientras acerco su rostro al de ella para unir sus labios en un suave beso, en ese momento el teléfono del noruego sonó ocasionado que interrumpiera el momento.
— Ya me tengo que ir, te amo. Cualquier cosa me mandas un mensaje, nos vemos luego… — Magnus volvió a unir sus labios con los de ella en un último beso para luego irse un poco apresurado, Adelaida apretó sus labios al pensar que en verdad su novio la estaba engañando, por lo que agarro su cartera junto con las llaves del coche que Magnus le había regalo.
(…)
Observó como la camioneta negra en la que Magnus siempre se subía había desviado su camino hacia la parte trasera del negocio que compartía con su mejor amigo, Adelaida creyó que quizás lo ayudaría en algo, por lo que estacionó su auto una cuadra antes y subió a un edificio en construcción que estaba cerca del local para observar todo. El lugar estaba solo, por lo que no se preocupó mucho, la vista que tenía hacía local era buena, por lo que pudo reconocer de inmediato a dos hombres.
Uno de ellos era Bard, el mejor amigo de su pareja, y el otro era Magnus. Al alrededor de ellos se encontraban un grupo de hombres que no conocía, pero podía notar como algunos estaban con Magnus y el otro grupo no, Adelaida se preguntaba que estaba sucediendo. Adelaida notó como entre todos estaban hablando como si estuvieran molestos, pero sus ojos se llenaron de miedo y su boca se abrió ligeramente ante la sorpresa. Magnus había sacado una pistola y le estaba apuntando a uno de los hombres que tenía al frente, el cual se arrodilló mientras suplicaba.
Aunque ella sabía que debía de irse de allí luego de haber mirado aquello, no lo hizo, se quedó a presenciar todo y el cómo Magnus sacaba del local unos bolsos llenos de armas, lo sabía porque uno de ellos las abrió y las mostró. Luego de aquello, Magnus recibió cinco bolsos negros de aquellos sujetos, y solo entro al bar con su mejor amigo.
(…)
Adelaida había estado todo el día con la preocupación en su cuerpo, la imagen que había visto de Magnus aún seguía en su mente. Sabía que debía de hablarle a la policía, pero en el fondo no quería. Su propio novio la había engañado con respecto a lo que hacía con su vida, su trabajo y quizás hasta con su familia. Ella abrió la puerta de su apartamento, las luces estaban apagadas como de costumbre. Ella siempre las apagaba antes de salir, cerró la puerta principal y prendió la luz de la sala. Cuando dejo sus pertenecías en el mueble camino hacia el pasillo donde se encontraba su habitación, pero noto como una silueta alta salía de esta y se posaba al frente de ella.
— ¿¡Quién eres!?, ¡Llamaré a la policía!… — Grita asustada mientras retrocedía y llegaba a la sala, con la mirada Adelaida busca un objeto con el cual defenderse, pero no encontró ningún. Cuando el sujeto camino hacia la sala, deja mostrar su rostro ante la luz, el cual llego a tener cierto parecido al de Magnus.
— ¿De verdad quieres llamar a la policía, Adelaida?… — Aquella pregunta había sonado con un toque suave, pero la mujer pudo notar como los ojos del hombre emitían cierta rabia hacia ella. — Soy el hermano de Magnus, me llamo Erik… Y créeme que sé todo lo que haces, dónde trabajas, tu familia, tus datos personales y que tienes una relación con mi hermano aun cuando él la está ocultando para protegerte. — Con cada cosa que decía, Erik se paseaba por el lugar teniendo su mirada en el teléfono de Adelaida, el cual estaba en un mueble alejado de ella y no tenía oportunidad de tomarlo.
— ¿Qué es lo que quieres?… — Pregunta con cierto miedo en su voz, Adelaida intentaba hacer un plan en su mente para huir con su teléfono.
— ¿Qué es lo que quiero?… — Repitió la pregunta con cierta burla. — Lo quiero todo… Pero lo primordial es que quiero que te largues de aquí, sin avisarle a nadie, sin dejar rastro alguno. Será como comenzar una nueva vida en un lugar donde no te conocen, ¿No te gustaría?… — La falsa simpatía en la voz de Erik ocasionaba que Adelaida desconfiara de él, por lo Erik al notar esto se acercó a ella. — Y si llamas a la policía simplemente… Te mataré. — Erik saco de entre su vestimenta una pistola, la cual apunto a Adelaida justo en su frente provocando que esta temblará de miedo.
— Y-yo… — Tartamudeo sin poder decir algo, pero Erik solo sonrió. Con su otra mano saco tres sobres gruesos que mantenía guardados en su saco de vestir, Erik lo lanzo a la mesa que estaba a dos metros de distancia de ellos, provocando que estos se abrieran y mostrarán el dinero.
— Tengo hombres vigilándote y también todas las líneas telefónicas a tu nombre, así que no te atrevas a llamar a Magnus o a la policía, querida… — Erik bajo el arma con una sonrisa mientras caminaba hacia la salida. — Con ese dinero puedes irte de viaje a otro país o mudarte a otro estado, con esto te estoy diciendo que lo hagas tan lejos como puedas.
Adelaida al escuchar que la puerta de su apartamento se había cerrado dejo escapar las lágrimas que tanto estaba retenido, sus piernas por un momento le fallaron y se dejó caer de rodillas mirando a la nada.
— Magnus… — Pronunció el nombre de su novio al saber que ahora estaba en peligro, por un momento los ojos de Adelaida se dirigieron hacia su vientre. — ¿Ahora que debería hacer contigo?… — Rompe en llanto al recordar que dos semanas atrás supo que estaba embarazada y quería darle la noticia al noruego, pero ahora todo se había arruinado.