Una semana despuésEl sonido de los motores del avión privado de mi familia se escucha en medio de la pista donde Ramiro y yo estamos parados frente a frente, y me quito los lentes de sol para mirarlo a los ojos —No me falles—Le pido antes de entregarle las llaves de una de las casas que compre en Miami para que pueda llevar a cabo nuestro plan.
—No lo hare, me hare socio de Di Marco, me acercare a su hija, la enamorare hasta el punto de que acepte ser mi esposa y después hare que todo se arruine entre nosotros para que el negocio se arruine y su padre quede en una situación económica delicada— Recita y me alivia saber que tiene las cosas tan claras.
—Perfecto, sabes que necesita de tu dinero para seguir adelante, al parecer no le está yendo tan bien, un empujón más y quedara contra las cuerdas— Señalo y sonrió triunfal al saber que he podido encontrar todos los puntos débiles de mi enemigo.
—Lucas…— Murmura Ramiro con dudas.
—¿Qué? — Cuestiono firme y a cada minuto que pasa, tengo miedo de que él se arrepienta de todo este plan.
—Probablemente tenga que acostarme con ella…— Señala.
—Pues hazlo, ¿Cuál es el problema? Mientras que no te enamores, todo ira bien, además ni que la chica fuera fea— Digo fríamente y no me reconozco, yo, el hombre que siempre trato a las mujeres de la manera más amable y caballerosa posible, estoy comportándome como todo un cabrón. Siempre he sido con las mujeres como quería que los hombres trataran a mi hermana, pero al parecer todo eso no ha servido en lo absoluto, ella termino siendo echada a un lado con mi sobrino creciendo en ella.
—Lucas, yo no soy un hijo de puta— Dice Ramiro sacándome de mis pensamientos.
—Yo tampoco, pero ese hijo de puta fue el culpable de la muerte de mi hermana… la cuestión aquí es, ¿quieres el dinero? — Resumo y él asiente con la cabeza —Entonces has lo que te digo, es simple— Sentencio.
—Lo hare— Me asegura.
—Todas las semanas quiero un informe de lo que ocurre, quiero que me cuentes todo, lo que pasa con ella, con el negocio, en la empresa de Di Marco… y como te advertí, ni una palabra de esto a nadie— Le repito.
—No te preocupes, soy una tumba— Sentencia y le ofrezco mi mano para estrecharla con la suya.
—Es un placer hacer negocios contigo— Digo dejando a un lado todos mis sentimientos.
—Lo mismo digo Lucas— Responde y estrecha su mano con la mía.
—Cuando necesites el avión déjame saber, ya sabes que los Di Marco deben creer que eres asquerosamente millonario— Le recuerdo y se sonríe.
—Lo hare—
—La ropa y todo lo acordado ya está en la casa. Tienes auto deportivos, de colección, en fin, todo lo que ellos necesitan ver para creerte el teatro— Explico y es que no quiero que se olvide de nada.
—Lucas, todo saldrá bien, confía en mi— Me repite.
—Lo hago, y por eso te confié esto— Informo.
—Me iré, ya está todo listo— Anuncia mientras que mira hacia dónde está el avión y asiento.
—Ve, mucha suerte— Digo despidiéndome de él y tan solo espero que este plan funcione.
—Gracias— Sentencia y sin más palabras entre los dos, él se da la media vuelta y se dirige hacia el avión.
Me quedo un momento observando la imagen y una vez que él sube la escalera y entra a la aeronave, yo me coloco mis lentes de sol, me doy la media vuelta y camino hacia el interior del aeropuerto ejecutivo —Señor Sandonini, ¿hay algo que pueda hacer por usted? — Me pregunta el gerente del lugar quien me conoce perfectamente y niego.
—Todo está bien, el piloto regresara en un par de días, asegúrense de que el angar este preparado por favor— Le pido volviéndome a quitar los lentes una vez que entro al aeropuerto.
—Cuente con ello— Me asegura siguiéndome dentro del lugar.
—Mauro, no tienes que seguirme, sabes que no necesitas jugar a ser el gerente perfecto conmigo, solo has tu trabajo y ya— Le dejo saber y puedo escuchar su falsa toz.
—Como guste señor Sandonini— Responde jugando ese papel que me parece tan falso y tan solo me despido de él levantando mi mano y continúo caminando hasta salir del lugar y llegar al estacionamiento.
Me coloco los lentes una vez más, me subo a mi auto, una vez dentro, lo pongo en marcha, y sujeto el volante con todas mis fuerzas como intentando quitarme esta rabia que llevo por dentro. Mi mira se fija hacia el frente y en cuestión de unos pocos minutos, veo el avión carretear por la pista de aterrizaje esperando la orden para el despegue —Tú te lo buscaste Mauricio Di Marco— Digo a la nada e intento convencerme de que todo esto es lo correcto, de que mi hermana merece que haga justicia por lo que le paso.
Estoy sumido en mis pensamientos, cuando el sonido de mi celular en el altavoz del auto. Miro el tablero, y veo el nombre de mi padre —Ciao papà, che sucede? — (Hola papá, ¿Qué ocurre?) Le pregunto tratando de no mostrarme nervioso ya que no quiero que ellos se enteren de lo que estoy haciendo.
—Mio figlio, necesito que vayas a la reunión con los alemanes por mi. No me siento bien, lo que menos quiero es hablar de negocios con alguien— Me explica y de inmediato, la preocupación me invade.
—¿Has llamado al doctor? — Pregunto rápidamente.
—No es necesario, ya sabes que se me pasara tomándome los calmantes— Informa haciendo que me sienta mucho más triste.
—¿Y mamá? — Cuestiono en un susurro.—Encerrada en su estudio, sabes que no quiere hablar con nadie— Me dice y de manera automática cierro mis ojos como intentando absorber el dolor de los efectos colaterales de la muerte de Lucia. Nunca mi familia volverá a ser la misma…
—Cuídala, ¿sí? Yo me hare cargo de la reunión— Respondo tratando de que las lagrimas no me ganen la batalla, pero cuesta.
—Gracias hijo, nos vemos más tarde— Se despide de mi y sin más termina la llamada haciéndome ver que cualquier indicio de remordimiento que tuviera hacia lo que estoy haciendo en contra de Mauricio Di Marco desaparezca al darme cuenta de que él merece esto y mucho más.
《No seas débil Lucas, él no lo fue con Lucia》 Me repito y emprendo mi camino hacia la empresa para pretender que sigo siendo el mismo de siempre cuando definitivamente no lo soy.