4.

1774 Words
Capítulo 4. Mia nunca pudo conducir un auto después de ese día. Mia sale rumbo a la dirección que su jefe le ha entregado, su rostro muestra una sonrisa adorable, vender está propiedad es una oportunidad increíble para ella, mientras más se acerca a la zona, más grande se hace su sonrisa. -- Estamos llegando a la zona más exclusiva de la ciudad señorita Mia – le informa el conductor, Mia le sonríe, ella pensaba que su departamento estaba en la zona más exclusiva cuando lo recibió, pero ahora que observa lo que tiene al frente se queda con la boca abierta, Mia solo mueve la cabeza asintiendo, Ingresar en aquella residencial era como ingresar a un mundo de ensueño, -- ¿Este lugar es nuevo? – le pregunta Mia como boba, es corredora de bienes raíces hace año y medio y sin embargo no tenía idea de que existiera un lugar como este, -- No señorita Mia, esta zona se creó hace cuatro años más o menos – le responde el conductor quien recorre a diario muchos lugares de la ciudad y conoce muchos barrios, -- fue construida por la empresa constructora más poderosa del país, en su momento de decía que se construyeron departamentos exclusivos solo para los hijos de las principales familias de la ciudad, tengo entendido que vivir en uno de estos departamentos es realmente un lujo – le informa su conductor, Mia observa la mini ciudad y está totalmente de acuerdo con él, el lugar es enorme fácil el terreno en el que se encuentran ahora consta de unos cincuenta mil metros cuadrados, está todo rodeado por un hermoso jardín verde y hermosos arboles Mia logra ver una laguna en medio, ella también llega a apreciar cuatro o quizás cinco edificios de unos cinco pisos cada uno, así que podía determinar que solo veinticinco familias tenían la ventaja de vivir en ese hermoso lugar. Mia se había identificado con su fotocheck de la empresa y pasó sin problemas, doña Susan había informado de su llegada, así que Mia no tiene ningún problema para al momento de ingresar al lugar, según las indicaciones de portería ella debía seguir de frente y bordear el camino hasta llegar al tercer edificio, los tulipanes, ese era el número tres desde donde están, y ese era el mismo donde la estarían esperando. -- ¿Señorita Mia desea que la espere? – le pregunta el conductor, Héctor es su conductor desde que trabaja en la inmobiliaria, Mia es una chica muy nerviosa, si hay algo que no le gusta y la pone muy nerviosa, son los aviones y conducir un auto, hace poco más de tres años iba caminando a la universidad cuando vio un horrible accidente de tránsito, ella vio como un automóvil atropello a una mujer mientras cruzaba una calle, nunca podrá olvidar aquella escena, Mia caminaba hacía la universidad cuando un auto rojo de dos puertas con lunas oscuras a toda velocidad arrolló a una mujer frente a ella, Mia quedó paralizada, ella solo tenía veinte años cuando todo paso, acababa de perder a sus padres hacía solo seis meses también en un accidente de autos, un ebrio al volante se atravesó y sus padres fueron a parar a un barranco. Mia observó a la pobre mujer y sus pies no se movían, ella llamó a una ambulancia desesperada, no sabía que hacer, todo su cuerpo le temblaba, intentó caminar hacia ella, pero ver la sangre comenzar a aparecer debajo de su cuerpo hizo que se paralizara, ninguna parte de su cuerpo le respondía, cuando por fin logró moverse, Mia se acercó a ella tomo su mano desesperada, la mujer tendría unos veinticinco años más o menos, ella observaba a Mia atenta, -- No te preocupes, vas a estar bien – le decía Mia, quien no dejaba de darle pequeñas palmaditas en la mano tratando de tranquilizar a la mujer, la muchacha observaba a Mia con una sonrisa en sus labios, ella intentaba decirle algo a Mia, pero Mia no la dejaba hablar, Mia no quería que pierda sus fuerzas, -- No digas nada, vas a estar bien, te prometo que estarás bien, debes ponerte bien. Lucha por favor, ¡debes hacerlo! – le dijo Mia, ella no sentía pero sus ojos estaban llenos de lágrimas, cuando sus padres fallecieron Mia intentó ser fuerte, intentó no derramar ninguna lágrima, y ahora al ver tremendo accidente todo lo que tenía acumulado se le vino encima, la muchacha en el pavimento pudo notar el dolor que sentía Mia, ella hizo un esfuerzo y logró susurrar algo, -- ¡ten su bebé! – le dijo con sus pocas fuerzas, Mia no logró escuchar bien todo lo que esa muchacha dijo, pero algo que sí escuchó muy bien Mia, fue la palabra “bebé”. Mia observa la cantidad de sangre que había debajo del cuerpo de la mujer y supuso que ella estaba embarazada, -- No digas nada por favor, guarda tus fuerzas, ¡estarás bien! – le volvió a decir, Mia no quería que hable, ni tampoco que ella le pregunte por su bebé, porque ella no sabría que decirle, desde que era una niña Mia soñaba con ser madre, siempre que jugaba con sus muñecas ella era la perfecta mamá, ahora ver a esa muchacha a la que no se le notaba ningún embarazo, pero a quien Mia escuchó claramente hablar sobre su bebé, sangrando de esa manera, eso era algo que le desgarraba el alma, aun sin conocerla Mia estaba sufriendo demasiado en ese momento, -- No digas nada por favor, ya viene una ambulancia, vas a estar bien, te lo prometo, tienes que estarlo, ¡tu si, por favor! – le pedía Mia, y la muchacha al oír a Mia suplicarle por seguir viviendo solo sonreía más, presionando con las pocas fuerzas que le quedaban la mano de Mia. Cuando la ambulancia llegó Mia subió con ella, nunca dejaría sola a la muchacha, Mia imaginaba a sus padres solos en aquel barranco y eso la instaba a no dejar sola a esta mujer, -- ¿Nombre de la paciente?, ¿qué fue lo que paso?, ¿usted es la testigo?, ¿quién fue la persona que nos llamó?, ¿quién es usted?, ¿qué parentesco tiene con la paciente?, ¿que nos puede decir sobre el accidente?... – todas esas preguntas fueron las que le hicieron a Mia una vez que llegaron a la clínica, Mia fue interrogada por la policía apenas llegaron a la clínica, mientras iban en la ambulancia Mia no soltó la mano de la muchacha, ella no dejó de alentar a la joven para que luchara por su vida, cada segundo la instó ha seguir luchando para sobrevivir, sin saber cuales eran sus posibilidades, ni cual era el daño que tenía por dentro, Mia seguía alentándola. Cuando por fin la dejaron ir Mia supo que la muchacha ya no estaba en la clínica, ella había sido trasladada a otro lugar, al menos supo que estaba viva, y que su nombre era Linda. Pero Mia nunca pudo conducir un vehículo después de ese día. Luego del accidente de sus padres le costaba mucho subir a uno, después de presenciar aquel atropellamiento Mia decidió que nunca conduciría un auto, desde aquel día Mia depende de Piero o de un taxi para movilizarse si quiere ir a lugares muy lejanos, si puede caminar, entonces ella camina. -- No te preocupes Héctor, no sé cuánto tiempo me quedaré por acá, además, me gustaría recorrer los alrededores, quiero tomar algunas fotos y preparar una hermosa carpeta. Sé que esta propiedad la venderé muy rápido, pero no quiero que se desperdicie, me tomaré mi tiempo – le dice y Héctor sonríe al oírla, él siempre la lleva cada vez que visitaba una propiedad, hacía año y medio que trabajaba para Mia, igual ella tiene su teléfono y si necesita que la recoja más tarde, él podría hacerlo, -- No hay problema señorita Mia, si necesita que la recoja solo envíeme un mensaje – le recuerda el conductor, Mia asiente y lo ve alejarse, ella camina hasta la puerta principal del edificio, ahí se encuentra con el empleado de doña Susan, el hombre le entrega todos los documentos del departamento, también le hace entrega de una llave y le da algunas indicaciones de la mujer, sobre todo la más importante, “que se venda cuanto antes”. Dicho eso se retira. Mia recibe todo y decide subir para conocer el lugar. Oliver llega a su oficina, él está furioso, no puede creer todo lo que ha pasado. Se arrepiente de no haberse desecho de aquellas muestras, en que mala hora le hizo caso a Linda. Oliver recuerda Hace más de tres años recibe una llamada, acaban de atropellar a su esposa, Oliver sintió que su mundo se le venía abajo, él salió de su junta y corrió hasta el estacionamiento, Minoz su asistente lo seguía muy de cerca, no iba a permitir que su jefe conduzca en ese estado, él no escuchó la llamada, pero por el rostro de Oliver supo que algo muy malo estaba ocurriendo, -- ¿Las llaves? – le pregunta Oliver a su asistente, Minoz lo observa y se subió en el asiento del piloto sin decir una palabra, Oliver no tiene más remedio que subir a su lado, él le da el nombre de la clínica que le acaban de mencionar en la llamada y el asistente sale como un rayo al lugar, las lágrimas corren por el rostro de Oliver sin que pueda detenerlas, Minoz observa a su jefe y se da cuenta que algo muy malo ha ocurrido, al llegar Olivar baja y corre hacia el área de emergencia, Minoz lo sigue de cerca, -- ¿Mi esposa, donde está mi esposa? – grita Oliver, en ese momento su asistente se da cuenta de lo que se trata, una enfermera se acerca para saber de quien se trata, -- ¿Disculpe señor, a quien busca? – le pregunta y el rostro de Oliver se enciende de rabia, -- Linda Monteverde – menciona Minoz, la enfermera lo mira, y ahora comprende, ella observa sus documentos y llega a leer el nombre de Linda, la esposa de Oliver había sido registrada solo con el nombre de Linda en la lista de ingresos, cuando le quitaron la ropa encontraron un documento y llamaron a su esposo, su bolso se había quedado tirado donde la atropellaron, nadie se percató de aquello, solo la persona que la atropello lo tiene, pues esa misma persona regresó al lugar y lo encontró.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD