5.

1973 Words
Capítulo 5. Si no me suelta, no podre acabar con el animal. Hay que tener sangre fría para volver al lugar donde cometiste un crimen luego de no haberte detenido para ayudar… -- Lo siento señor, su esposa fue atropellada – le dijo una mujer, Oliver sintió que su corazón se detenía al oír a la enfermera, desde ese momento él hizo de todo por salvar a su esposa. Oliver traslado a Linda a la mejor clínica, movió cielo y tierra, contrató a los mejores especialistas, solicitó que los mejores médicos del extranjero viajen para revisar a su esposa, Linda fue operada varias veces, pero su cuerpo solo se iba debilitando, era cuestión de días para que se apague, no se pudo hacer nada más por ella. Al final Linda le suplicó que la lleve a su departamento, ella merecía pasar sus últimos días de manera decente al lado de su esposo y no conectada a una máquina y llena de tubos, Linda convenció a Oliver y lo hizo prometer que buscaría a la muchacha que la ayudo, ella le pidió que forme una familia con ella, pero él se negó a hacerlo, nunca formaría una familia con esa mujer ni con ninguna otra, Oliver le dijo que la única familia que aceptaría tener era con ella, solo con ella. Fue entonces cuando ella decidió mentirle, Linda le dijo que había realizado la técnica de vitrificación de ovocitos o mejor conocida como congelamiento sus óvulos, y le pidió a Oliver en su lecho de muerte que congele sus espermas, sabiendo que le costaría algún tiempo aceptar su partida, y que cuando lo haga y encuentre a una buena mujer que acepte ser la madre del hijo de ella, él debía realizar el procedimiento. Linda no estaba embarazada, ella sentía que no sobreviviría de ese terrible accidente, su cuerpo estaba molido por dentro, Linda sentía que tenía todo perforado y pensó que esa muchacha sería una buena elección para acompañar a su esposo cuando se quede solo, Linda pudo ver la pureza del alma de Mia en su mirada, conocía a Oliver y sabía en el hombre oscuro que se convertiría si se quedaba solo, lo único que quería comprobar en ese momento, era que tan buena madre sería Mia siendo tan jovencita y eso lo comprobó de sobra en el momento que mencionó a ese inexistente bebé. Oliver vio a su esposa morir y luego de su entierro fue a congelar esa muestra como se lo prometió, aun sabiendo que nunca la utilizaría, solo lo hizo porque se lo había prometido a su difunta esposa, solo por eso. El problema fue que nunca le preguntó en donde estaba la muestra de ella. Ahora en su oficina comienza a preguntarse qué habría pasado con la muestra que Linda dijo haber congelado. -- Minoz necesito que abrigues el lugar donde se encuentra la muestra congelada de mi esposa – Minoz su asistente asiente y comienza a realizar algunas llamadas, los lugares en el país donde guardan los óvulos congelados no eran muchos, sobre todo los más confiables, así que en pocos minutos tendría la respuesta que su jefe esperaba. Además su esposa debió pagar por el mantenimiento anual del mismo, Mientras tanto Oliver revisaba pacientemente las imágenes de las cámaras de seguridad que se llevó, él había colocado en el sistema de su oficina las imágenes y las revisó una a una a detalle, algo que le llamó mucho la atención fue que la persona que ingresó a robar las muestras, cogió todas al azar menos una, cuando se trataba de esa única muestra que al parecer sería la suya, el hombre levantaba el frasco y releía el número de serie para comprobarlo con su teléfono, también releía el nombre que aparecía en el frasco dos veces, no solo eso, el frasco con la supuesta muestra de Oliver fue guardado en un recipiente diferente al resto, mientras que las demás muestras fueron guardadas todas juntas, como si no fueran importantes. Todo eso fue más que suficiente para que Oliver llegue a la conclusión de que alguien intentaba utilizar su muestra para jugarle un truco sucio. De pronto el teléfono de Minoz sonó, la información que estaban esperando había llegado, -- ¿Estás seguro? – preguntó el asistente luego de responder la llamada, Oliver cierra su portátil y presta atención a la llamada, -- ¡Perfecto! – respondió el asistente, y Oliver escuchaba atento, ¿qué otra sorpresa le espera ahora?, piensa él mientras observa a su asistente, -- Lo siento señor, pero su esposa nunca se realizó ningún procedimiento para la congelación de óvulos – le informa Minoz. Oliver Escuchar que Minoz me diga que Linda nunca se realizó ningún procedimiento para congelar sus óvulos me dejó perplejo, eso es algo que no puedo creer. Ella estaba en su lecho de muerte cuando me pidió que yo haga lo mismo, no comprendo ¿por qué lo hizo?, no entiendo ¿por qué querer que yo haga algo que ella nunca hizo? Le dije que nunca me casaría, no pienso mirar a otra mujer en mi vida, ella lo era todo para mí, y prometí que haría pagar a la persona que me la arrebato, lamentablemente nunca pude encontrar nada. Todas las cámaras del lugar fueron destruidas y cuando volví a la clínica para encontrar a la muchacha que la ayudo ella había desapareció, incluso su nombre había sido eliminado del registro. Ni siquiera la policía me pudo dar ninguna información y eso sí fue muy extraño, solo una enfermera fue la única que me pudo ayudar, ella la recordó un poco, pues según la mujer la joven preguntó por mi esposa luego de haber sido interrogada, sin embargo la policía dice no tener ninguna respuesta de esa mujer, incluso ni siquiera tienen sus datos, y lo único que pude obtener de ella fue que era muchachita universitaria de cabello castaño y muy hermosa y asustada quien llegó acompañando a mi esposa. Mil veces le pregunté a Linda después, pero ella no quiso decirme nada, estoy seguro de que no pudo ver quien la atropello, y sé que después solo quería proteger a la muchacha, sabía bien que no iba a parar hasta que me diga todo lo que vio, pero nunca he perdido las esperanzas de hacer justicia. -- ¿Estás seguro? – le pregunto algo incrédulo, -- Si señor, incluso los hombres se comunicaron con su ginecólogo y esté les informó que la señora Linda tenía muchos problemas de ovulación, nunca hubiese podido realizar dicho procedimiento – escuchar aquello me sorprende, me siento como un imbécil al enterarme de todo eso después de tres de años, y ahora con mi muestra robada quien sabe que podrá pasar. -- ¿Averiguó algo importante? – me pregunta Minoz, -- Así es, ese robo no fue casual – le digo y me levanto, no hago nada sentado en mi oficina, tampoco hago nada afuera, pero hoy es un día especial, aunque no llegue a comprender lo que Linda quiso hacer al obligarme a congelar mis espermas, ahora debo ofrecerle mis respetos, hoy es una año más desde que falleció y es una fecha importante para nosotros. Salgo de mi oficina para ir a mi departamento, no quiero que nadie me moleste, necesito pensar y quiero estar solo, estiro mi mano y le exijo a Minoz que me entregue las llaves de mi auto, no estoy de humor para aguantar una niñera este día. -- Señor puedo llevarlo a donde quiera ir – lo escucho y sé que puede, pero necesito mi espacio, -- Minoz, las llaves – le digo al momento que llego al ascensor y estiro mi mano, no quiero tener que emplear la fuerza con mi asistente, y él lo sabe, lo veo dudar, pero al final saca las llaves de su bolsillo y me las entrega, subo y presiono el sótano. Al bajar camino hasta mi auto y salgo de ahí, no necesito de nadie, son muchas preguntas sin responder y sé, que quizás estando solo mis recuerdos me puedan ayudar. Llego a casa, sé que soy un ingrato y que no vengo muy a menudo, en realidad hace mucho que no lo hago, un año para ser preciso, pero es que todo me recuerda a Linda y eso me hace sufrir mucho, le agradezco a mi madre que mantenga mi departamento en las mismas condiciones, ella cree que lo no sé, pero sé muy bien que paga a una empresa para que vengan a hacer la limpieza todas las semanas, mantener las cosas de mi esposa intactas por tres años no debe haber sido fácil para ella, sé muy bien que anhela mucho que forme una familia, pero sabe muy bien que eso nunca pasará. Subo por el ascensor y el hormigueo en mi cuerpo aumenta mientras veo los números pasar por el panel hasta que llego al piso cinco, ¡mi piso!, el piso que compartí con Linda por un año, las puertas del ascensor se abren y me quedo helado al ver a una mujer descalza frente a mí, ella está subida en una de las sillas que era la preferida de mi esposa, caminé iracundo hacia ella intentando comprender ¡que carajos! hace esa mujer en mi departamento, cuando de pronto ella se lanza sobre mi dando de gritos, -- ¡Un ratón!, ayuda por favor señor ¡un ratón!, ¡un ratón! – **** **** **** Mia entró al departamento minutos antes, al ver la hermosa alfombra Mia se quitó los tacones en el salón, ella los dejó a un lado junto con su cartera y los documentos que le acababan de entregar, cuando Mia llegó, llevaba puesta una hermosa falda de color rosa, una blusa beige con diseños en rosa y unos estiletos de color hueso, su bolso del mismo color de los zapatos y un saco en un tono blanco humo, su piel un tanto bronceada por su viaje la hacían ver mucho más delgada de lo que realmente es, así que parece algunos años más joven, Mia caminó por la hermosa sala, observando cada detalle que había ahí, doña Susan había mandado sacar días antes todas las fotos y recuerdos personales de su hijo y su nuera, lo único que habían dejado eran los muebles, cuadros y algunos adornos, la señora quiere que el departamento se venda cuanto antes y de ser posible con todo lo que tiene adentro, es decir muebles, cuadros y demás. A Mia, le fascino todo lo que veía frente a ella, si ella pudiera vender su departamento en ese momento y comprar esté, lo haría, le parecía el lugar ideal para formar una familia, Mia observó un lugar que parecía ser un rincón especial, estaba justo al frente del ascensor, desde ahí se podía apreciar todo el departamento, había una hermosa silla de color dorado, algo que parecía como el trono de un rey, Mia la movió y al hacerlo un pequeño ratón hizo su aparición, ella dio un grito y se subió a la silla al instante, Mia no se bajaría hasta que ese animal no se fuera del lugar, Mia no podía llegar hasta su teléfono, pues lo había dejado muy lejos, junto con sus zapatos y su cartera. Minutos después sonó el timbre del ascensor, las puertas se abrieron y Oliver Monteverde hizo su aparición, él al ver a Mia subida sobre la silla preferida de su difunta esposa caminó hacia ella para sacarla de ahí… -- ¡Un ratón! – volvió a gritar Mia ya sobre los brazos de Oliver Monteverde, -- ¿Dime quién carajos eres tú? – le pregunta Oliver -- ¡Un ratón! – grita Mia nuevamente al ver al ratón pasar por detrás de Oliver, escondiendo su cabeza en el cuello de él.
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