Capítulo 5: «Un dedo extra»
~Kiara~
Damián seca mis lágrimas mientras yo limpio el golpe que tiene en el labio, él tiene una profunda cortada en la parte inferior de este y aunque no necesita sutura, es una herida bastante grande que seguramente dejará alguna cicatriz.
En su ceja y en su pómulo también tiene golpes, pero estos tan solo dejarán unos cuantos moretones. No han causado daño más grande que ese.
—Ya no llores más, me duele verte así —me dice.
—Estas herido por mi culpa, Damián, ¿Cómo esperas que me sienta? —él hace una mueca cuando presiono un apósito con yodo contra su labio inferior.
—No ha sido por tu culpa, solo ha sido discusión con mi hermano cómo cualquier otra. —sus palabras no me tranquilizan para nada.
—Esto no ha sido como cualquier otra, todos hemos escuchado lo que haya se gritaba... Me siento tan avergonzada, por haber ido a ese lugar, por haberte recibido el dinero, no debí haber hecho nada de eso —me es imposible dejar de llorar. —Me culpo por haberte metido en esto, el dinero de la empresa y...
—Hey, hey —me llama —, tranquila Kiara, tú no pienses en ello, tu hermana está bien y tú estás en un lugar estable, a mi no me interesa el dinero ni las peleas con mi hermano y me gustaría que tan solo me dijeras gracias y olvidaras este tema.
Suspiro profundamente y trato de calmar mis lágrimas, claramente no me es sencillo olvidar este tema, pero por él y por todo lo que ha hecho por mí, incluído el recibir golpes de su hermano, merece que yo dejé a un lado esa depresión y me enfoque en lo importante que es devolverle el dinero lo más pronto posible. Sé que no será fácil, lo veo muy díficil ya que es muchísimo dinero, pero mi paga en este lugar promete ser muy buena, teniendo meses acá podré sacar un crédito y vale la pena estar unos cuantos días más en este lugar solo por él.
—Esta bien —termino diciendo y él sonríe antes de besar mi frente con ternura.
¿Cómo es posible que sean gemelos?
Bueno, es que no parecen ni siquiera hermanos, es como si fueran dos opuestos que se repelen con todo el odio del mundo. Tenía entendido que los gemelos tenían cierta conexión y ufff, Christopher y Damián parecen no tener nada de ello.
—Jamás me alcanzará toda la vida para agradecerte.
—Pues espero que eso signifique que estarás toda la vida siendo mi amiga —me dice y yo sonrió de inmediato.
—Cuenta con ello.
Salimos del baño de discapacitados en donde hemos estado quince minutos curando sus heridas —y yo llorando— y lo primero que vemos es a Christopher subiéndose la cremallera de su pantalón.
Quiero decir que solo alcance a ver eso, quiero jurarme a mi misma que no he visto más allá de sus dedos tomando el cierre, pero estoy muy consciente de que aquello rosado no ha sido ningún dedo de más y trago saliva con fuerza sintiendo como el rubor empieza a llegar a mi rostro y cuello y sé que estoy sonrojada hasta ahí porque puedo verme de reojo en el espejo y me veo totalmente colorada.
Oh mierda, ¿Cuánto tiempo llevaba ahí? Al parecer no solo pide que no hagan ruido, él también es muy silencioso.
Trato de pensar en la razón por la que Damián y yo terminamos encerrados en ese cubículo y no estábamos afuera como cualquier persona normal, incluso en su oficina o ir al lugar indicado, pero siento que tengo un pequeño lapsus de pérdida de memoria y lo único que recuerdo es la manera en como Christopher se guardaba a su amigo en los pantalones.
—j***r, podías avisar que estabas ahí —dice Damián yendo a lavarse las manos.
—Es mi baño, ¿Acaso tengo que avisar cada vez que tenga ganas de orinar o qué? —la seriedad con la que habla él me deja claro que sigue igual de furioso que antes, me mira y con un gesto de cabeza me dice que me largue, comienzo a caminar —¿No que no la ibas a tocar? Respeta la empresa.
—No hicimos nada allá adentro y tranquilo, yo soy consiente de respetar a la empresa, no como otros que conozco por ahí
—Yo jamás he irrespetado este lugar...
Dejo de escucharlos y camino a paso apresurado para mí puesto de trabajo, me dejo caer con fuerza sobre la silla giratoria y enciendo la pantalla del ordenador, respondo las llamadas que tengo y creo una buena agenda para mi jefe el día de mañana.
Realmente es un trabajo que no es muy díficil, solo es ordenar, responder llamadas, decirle a él lo importante y tener listos los documentos.
Es agotador el hecho de tener que trabajar para un hombre tan odioso como lo es él, no es el simple hecho de pegarle a su hermano por tomar un dinero que no le pertenecía, eso lo entiendo y me llena de vergüenza saber que ha sido mi culpa, pero incluso cuando él no sabía de aquello, ya notaba cuan horrible iba a ser trabajar con él.
No es una persona fácil de comprender, parece ser el dueño del lugar, de las personas y de todo lo que se mueva en este lugar y eso me pone de los nervios, ¿Porqué no puede ser más humano como su hermano?
Nacieron, crecieron juntos e incluso debieron de estudiar la universidad juntos, ¿En qué momento tuvo cabida volverse más odioso?
Su padre parece haber sido un gran hombre, también parece ser que su madre es una mujer muy hermosa e inteligente que sabe comportarse como toda una profesional, Damián es un hombre muy especial, ¿La oveja negra es Christopher?
La respuesta es muy obvia.
Y me siento hipócrita pensando en esto, porque de mi familia yo fui la única "ovejita blanca" bah... No sé cómo llamarme, pero de nosotros cuatro, yo fui la única que le huyó al mundo de los vicios y la única con la cabeza lo suficientemente fría para pensar que esa no era la vida que yo quería... Así que muy diferente no soy de él, yo fui la diferencia de mi familia y él es la diferencia de la suya...
Tal vez muy diferentes no seamos aún cuando las circunstancias parecen ser tannnn distintas.
En el resto de la tarde no veo a ninguno de los gemelos, me encargo de hacer lo que Christopher Cooper me había pedido esta mañana y cuando se hace la hora de salida, recojo mis cosas y salgo de la empresa.
Tomo el primer bus que pasa directo a mi departamento y mientras voy de pie sosteniendome de las barandas pienso en todo lo que me ha pasado el día de hoy.
Vaya día tan especial...
Me bajo en la parada de bus más cercana y comienzo a caminar hasta el departamento. Apenas el día de ayer me mudé con la ayuda de Damián quién me consiguió un departamento bastante lindo y en tiempo récord, más al ser fin de semana.
Está amueblado, no hay muchas cosas mías y eso que hay que tener en cuenta de que yo prácticamente no había tenido nada en mi antigua casa, solo objetos personales como ropa y mis libros.
El lugar quedó tal cual lo dejé, no sé si algún día papá volverá, pero yo al no ser la dueña, no tengo como encargarme de ese lugar, no lo puedo vender ni arrendar así que lo he dejado quieto y he preferido salir de ese infierno y buscarme mi propio lugar.
Al llegar, tengo que subir al segundo piso, es un edificio bastante antiguo al lado de la calle, no tiene portería ni personal de seguridad, pero es un barrio muy tranquilo y demasiado seguro así que no me ha preocupado aquello.
En el piso solo hay tres departamentos, entro en el último de ellos y suspiro.
—Hogar, dulce hogar —suspiro respirando el aire de mi nuevo lugar.
Se siente una tranquilidad que me relaja por completo, dejo las llaves en la mesita que hay al lado de la puerta y me quito la cazadora que tengo puesta, dejo los zapatos también al lado de la entrada y mientras voy retirando prenda por prenda, camino hasta la cocina y me sirvo un vaso de agua que trago a fondo.
Reviso mi celular para saber si hay novedades de Kora y su estancia en el centro de rehabilitación, me ha gustado el lugar en donde está porque siempre nos informan la situación del familiar.
Leo los mensajes que me han llegado y es que solamente pude hacerlo hasta ahora porque no he comprado un plan de datos para el móvil y el edificio tiene WiFi gratis así que debí esperar hasta llegar a casa para saber de mí hermana.
Ellos no dejan que uno llame o hable con los pacientes, pero sí que nos informan del más mínimo cambio que haya.
No me alegra leer que Kora ha tenido un mal día pues ha sido agresiva con uno de los enfermeros del lugar al cual agredió y odio saber que tuvieron que inmovilizarla en una camilla.
La situación me puede y comienzo a llorar, odio que justo ahora yo esté siendo tan llorona cuando siempre me he considerado fuerte, pero... Siento que todo me está pegando tres veces más fuerte.
Pensar en mí hermana amarrada en una cama no me hace bien, quiero mentalizarme que es por su bien, pero duele imaginarla entre gritos y rabia como ha de estarse sintiendo en aquel hospital.
Quiero que ella ya esté acá conmigo, incluso este departamento tiene una habitación extra para cuando ella salga de ese lugar y pueda estar conmigo sin sufrir consecuencias de la droga.
Mi mayo miedo es perder a mi hermana mayor y de verdad confío en que pronto ella estará saliendo de ese lugar directa a una mejor vida.
Dejo de llorar tal vez media hora después de entender que es un bien, que ningún comienzo es fácil, pero que el resultado será genial.
Me meto a la ducha y me doy un largo baño de agua muy caliente que repara la tensión que ha tenido que cargar mis músculos el día de hoy.
Luego, salgo en toalla y acomodo el cinturón para que está no se abra, aún cuando estoy sola y vivo sola, no me gusta andar desnuda por todo el lugar.
Me preparo una rica ensalada con atún para la cena y como mientras veo las noticias nacionales que siempre pasan a las ocho de la noche.
He sobrevivido a mi primer día de trabajo, con algunos traumas y pocas ganas de volver a ver a Christopher Cooper, pero bastante agradecida porque bueno, pudo haber sido peor, ¿No?
Siempre hay cosas peores, hoy Christopher se enteró que Damián me compró y todos en la oficina lo escucharon, lo único que me tranquiliza es saber que solo nosotros tres sabemos a quien se refería él, los demás empleados no tienen ni idea y eso es lo que más me preocupaba.
A eso de las nueve de la noche me meto a la cama y me entrego a los brazos de Morfeo, sé que llegarán días mejores, estoy segura de ello.