Capítulo 6: Humedad.
~Kiara~
La primera semana se ha ido en un abrir y cerrar de ojos, los días han pasado volando, creí que me sería más difícil y cansado el trabajo en la empresa luego del asunto de los gemelos, Christopher al enterarse de la subasta y el golpe a Damián, pero cuando llegué el martes en la mañana al bufete, me enteré que Christopher había salido de la ciudad.
No era eso lo que tenía en su agenda por cumplir, pero como ha sido tan repente el que se haya ido de allí, estuve medio día reorganizando las reuniones y cancelando los compromisos que tenía ese mismo día ya que él no apareciría ese día.
Ni al siguiente, ni a ninguno de toda esa semana..
Él me comunicó por correo electrónico que le hiciera algunas reservaciones en varios hoteles, uno cada noche y así mismo enviar mensajes y regalos a mujeres. Una diferente para cada noche.
Me impresiona la manera que tiene ese hombre para conseguir mujeres, ¿Cómo lo soportan?
Es un mujeriego de primera, tiene a la mayoría de mujeres dispuestas para él y ninguna se ha negado hasta el momento cada vez que yo debo escribir para enviarle la "citación", no sé cómo llamarlo a lo que sea que él hace, porque parece ser más que una simple invitación.
Incluso, la chica de ayer viajo en jet privado para encontrarse con él en el hotel, eso me sorprendió bastante, pero no fue sino decirle Christopher Cooper para que ella ya estuviera empacando sus maletas y yendo rápidamente al aeropuerto.
Aparte de eso, está ha sido una gran semana, mi hermana a ido aceptando poco a poco su ingreso en aquel lugar y aunque a veces se altera mucho, ha estado mucho más tranquila y parece dispuesta a aceptar la ayuda que allí le ofrecerán.
Todo parece ir bien hasta el momento y eso me tiene bastante alegre, no sé cuándo vuelve Christopher porque no me ha pedido que le compre ningún tiquete de avión o qué llame al piloto para que lo recoja en el jet privado así que me imagino que su estadía aún será larga y eso me relaja un poco.
Yo no quiero que me vean con rabia ni que me juzguen por lo que hice, sé que no fue la decisión más lógica para tomar, pero ha sido gracias a ello con lo que mi hermana ahora está recibiendo su tratamiento, yo tengo un lindo departamento y trabajo en un buen lugar.
No me puedo quejar cuando una mala decisión me ha llevado a tener buenos resultados, sería muy loco de mi parte sí hiciera algo como eso.
Hoy, viernes, termino mis pendientes y salgo del lugar para irme a mi casita, está haciendo un clima horrible, mucho peor que lo normal en Londres, el cielo está bastante gris anunciando que pronto lloverá, por lo que salgo a paso a presurado, no tengo paraguas, está mañana hacia un día tan lindo que ni siquiera pensé en ello, pero ahora tengo miedo de que una tormenta se desate sobre mi mientras camino para tomar el bus.
Son apenas una tres largar cuadras las que debo caminar y odio cuando llevo medio camino y comienzo a sentir como pequeñas gotas caen sobre mi, aligero el paso, pero parece ser que el cielo ha decidido que ese día es el perfecto para darme una rica lavada de agua fría y en menos de treinta segundos se desata con furia una tormenta que me empapa de inmediato.
Personas corren de un lado a otro y en menos de dos minutos todos estamos bajo un pequeño techo de lona impermeable a la entrada de una tienda de artes que ya ha cerrado.
Bufo sientiendo como el frío cala por mi cuerpo y no puedo evitar temblar, aquel techo no es que nos cubra mucho, además somos muchas personas y estamos una detrás de la otra, las que están hasta adelante deben dar la espalda quedando frente a nosotros y su espalda es la que más lleva del bulto.
—¡j***r! —suelta el hombre que está frente a mí, tiene un bigote extremadamente largo y tiembla como si fuera un flan —, está lluvia parece venir de un congelador.
Él lo toma con gracia y varias personas ríen, incluyéndome, comenzamos una divertida charla sobre el clima todos los que estamos en ese lugar y poco a poco cada uno va tomando valentía para salir corriendo hacia otro lugar para escampar.
La lluvia nos ha sorprendido en una de las cuadras más planas y aburridas del lugar, no hay mucho en donde uno escamparse y no queda más remedio que aceptar la realidad, la lluvia no se detendrá pronto y cada vez toma más intensidad logrando llegar a todos los lugares.
Hago una mueca, no hay manera de permanecer caliente y medio seca en este lugar por lo que con la dignidad por el suelo y la ropa empapada, vuelvo a salir a la lluvia y comienzo a caminar hacia mi parada de bus.
No creo que me dejen subir al estar de esta manera, ¿Pero que más podía hacer?
Un auto pasa a toda velocidad y termina empapandome aún más, levanto mis manos al aire soltando un pequeño grito y quiero lanzarle una piedra a ese auto rojo cuando siento como otro auto se detiene a mi lado.
La ventanilla del auto baja un poco y veo un poco del cabello y los ojos de Damián.
—¡Sube!
No lo dudo ni un segundo y no me importa mojar el interior de su auto ni la cojineria, estoy a poco de tener una hipotermia y solo busco un poco de calor.
Sacudo mi bolso que chorrea agua y lo dejo a los pies en el tapete y froto mis manos buscando más calor del que ya el aire del auto me está brindando.
—¡Gracias! —exclamo volteando a mirarlo y siento que nuevamente el aire escapa de mis pulmones —¿Señor Cooper?
Trago saliva con fuerza cuando veo que es Christopher quién conduce el auto... Mierda, esto de que sea gemelos no me gusta para nada, él es mucho más guapo que Damián y eso que mi ángel es muy sexy... Pero Christopher tiene una mandíbula mucho más marcada y esa barba le sienta fenomenal.
—¿Dónde vives? —pregunta cambiando la velocidad del auto y yo suspiro un poco antes de darle una respuesta.
No sé qué decir, ¿No se suponía que estaba en Manchester?
Ahora ya me preocupa ver el desastre que he hecho en su fino auto y además, ¿Cómo me reconoció?
Soy un desastre de ropa y cabello mojado, no me había visto en todo el día, ¿Cómo pudo reconocerme?
Claro que quiero preguntarle, pero las palabras no salen con facilidad cuando de él se trata.
La pantalla de auto anuncia una llamada y puedo leer el nombre de una mujer en esta «Julieta» él rechaza la llamada y yo miro hacia la ventanilla del auto.
He estado contabilizando mis respiraciones y asegurándome de que estás no salgan muy erráticas para que él no note mi presencia.
Lo sé, es algo muy estúpido teniendo en cuenta que si me ve, pero estoy nerviosa, ¿Vale?
La última vez que lo vi estaba furioso y fue en un momento muy incomodo en medio del baño, no es algo que yo haya olvidado con facilidad.
Nuevamente la pantalla anuncia la llamada de la misma mujer y él bufa rechazandola de nuevo, muerdo mi labio inferior con fuerza y siento como me observa de reojo.
Inhala.
Exhala.
Inhala.
Exhala.
Me repito a mí misma hasta que el semáforo vuelve a ponerse de color verde y él puede avanzar, siento que me salto eso de exhalar y suelto un jadeo muy audible que me tiene retorciéndome en el asiento. Lo miro de reojo y sigue enfocado en el camino..
Oh dios, esto es tannnnnn incómodo.
El único sonido que se escucha es el de la lluvia golpeando con fuerza el auto y justo ahora nuevamente la vibración de la pantalla.
—Vas a responder y a decir que en este momento no estoy disponible, que me he muerto y no saben nada de mí —me dice con rapidez antes de responder la llamada sin dejarme negar a lo que me pide.
¿Decir que murió? Ay mierda, ¿Porqué me pone en eso?
—¿Hola? ¿Chris? —se escucha por los parlantes del auto.
Christopher toca mi rodilla con una de sus manos y yo alejo mi pierna al sentir su toque pero reacciono a lo que quería decirme, debo hablar.
—Ho...Hola —aclaro mi garganta.
—¿Quién habla? —pregunta la mujer y yo trago saliva con fuerza.
—Soy Kiara Anderson, era la asistente del señor Cooper —muerdo mi labio inferior con fuerza.
—¿Puedes pasármelo, Kiara? Necesito hablar urgente con él.
—No... No, yo no puedo hacer eso —tartamudeo y de nuevo carraspeo mi garganta —, él señor Cooper ha muerto.
Frunzo mi ceño cuando la mujer comienza a reír y miro a Christopher sin entender, él tiene la mandíbula apretada con fuerza y una de sus manos aprieta el puente de su nariz.
—Kiara cariño, ¿Tienes hijos?
—No señora —respondo bajito y puedo escuchar como Christopher suelta un bufido y murmura algo que no comprendo a decir.
—Lo suponía, ¿Eres nueva en el trabajo?
—Si señora.
Christopher se detiene en otro semáforo en rojo y se acerca mucho a mi, tanto que puedo sentir su aliento contra mi oído y contengo la respiración.
—Dile que vaya al grano, estás siendo torpe y lo odio..
—Señora ¿Julieta? —pregunto al recordar que ese ha sido el nombre que aparecía en la pantalla, ella hace un sonido nasal confirmando. —¿Necesitaba algo del señor Cooper?
—Si, necesito que esté acá mañana en la noche.
—Ya le dije que él murió
—Y ya me reí —responde ella con diversión —, Christopher cariño, sé que estás escuchando esto, deja de poner a tus asistentes en esos aprietos de fingir tu muerte, no voy a aceptar ninguna negativa de tu parte.
—Ya dije que no iba a ir a ese estúpido evento mamá —abro los ojos con sorpresa.
¡Es la mamá de ellos! ¡Qué tonta fui delante de ella!
—Y por esa razón regresaste antes a Londres, ¿Verdad? —pregunta ella, pero no lo deja responder —, en el salón de eventos y Kiara.
—¿Si Señora?
—Damián me ha dicho que eres su amiga, tú también estás invitada, Chris amor, dale la dirección, quiero conocer a esta joven encantadora que mi hijo con un pésimo sentido del humor está molestando.
—No estoy molestando a nadie y no creo que ella deba ir a ese evento así que yo no...
—Es mi cumpleaños —lo corta —y si yo quiero que ella esté tu te callas y le das la dirección, así como tampoco espero que uno de mis dos hijos se niegue a estar para mí gran día, ¿Me puedes complacer así sea solo un día del año?
—Ujum...
—¡Excelente precioso! —exclama ella y puedo imaginarla sonriendo —, nos vemos mañana chicos, cuídense.
—Hasta luego —digo yo y aunque ella espera que Christopher se despida, él no lo hace y ella debe terminar la llamada así.
—Patetico —comenta él al aire y no sé a qué se refiere.
—A la derecha, por favor —lo veo fruncir aún más el ceño y girar con fuerza. —Es ahí.
Detiene el auto con fuerza, el cinturón que ya me había soltado no me sirve de mucho y estuve a punto de golpearme la cabeza contra el frente y siento como una mano se pone en mi pecho y me sostiene evitando el impacto.
—¡Dios, ¿Porqué tienes que ser tan torpe?! —exclama soltandome.
Baja del auto cerrando la puerta con fuerza y abre la puerta de mi lado, ahora que lo pienso, creo que no he visto a Christopher sin el ceño fruncido y tampoco lo he visto sonriendo.
Salgo del auto con mis cosas.
—Gracias.
—Debo entrar al baño —levanto una de mis cejas cuando lo escucho decir aquello, no me deja negarme y camina directo a la entrada del edificio.
Christopher Cooper está a punto de entrar a mi hogar, eso no es una buena señal.