Marcela había estado impaciente por volver a la cita y que le diesen permiso de volver a su vida normal, era horrible, en esas semanas había engordado y adelantado de su libro algo bueno compensa lo malo. Por otro lado, Ellis se había convertido en una terrorífica versión de su padre; exigente, mandón, obsesivo y preocupado, no sabía cómo soportarle, a veces le escuchaba gritar desde su departamento y se sentía de nuevo en los campos militares en los que vivió. Marcela bajó las escaleras con cuidado, fue por Ellis, le tomó de la mano y le pidió que se fueran puesto que no quería llegar tarde a la cita médica para ver al bebé. Ellis acompañó a su novia a su cita y ambos estaba ansiosos a pesar de saber que sería su bebé, verle les causaba mucha emoción y para Marcela en especial era exce