La sesión en Cancún iba de maravilla, estaban gozando del hotel al máximo, puesto que, el dueño quería un par de páginas en su revista y unos anuncios publicitarios en la cuidad, ellos estaban viendo los estándar de prestigio que cumplían y los que no antes de llevar al equipo, las cámaras, contratar modelos y todo lo que requería aquella campaña publicitaria; de esa manera el dueño le hiciese algunas mejoras. Para la noche tenían planeado una magistral cena en los ocultos y exclusivos restaurantes del complejo hotelero. En cuanto la situación de salud de Marcela mejoró Ellis la invitó a comer a la orilla de la playa, todo creado por el personal del hotel; se habían pulido de sobremanera porque de ellos dependía el anuncio y del anuncio las plazas laborales en el hotel. ¡Vaya que había qu