Cuando ingresó al edificio saludó como de costumbre al guarda de seguridad, luego fue hacia su oficina y desde la puerta asintió hacia la muy curiosa secretaria, luego ingresó a la oficina de Ellis y le encontró bien acompañado, estaba con la modelo castaña de siempre, quien cómodamente se encontraba sobre su regazo restregándosele. Oficialmente odiaba a esa mujer; era bonita, pero no tan inteligente para darse cuenta de que Ellis no la quería más que para un par de noches, el joven, le suplicó nervioso con la mirada a Marcela para que hiciera algo y ella negó con la cabeza. ¡Le faltan... pelotas! —Nena... ¿Será que te bajas del regazo de Ellis y te vas necesitamos hablar?—La mujer le observó y rodó los ojos, luego zafó sus manos del cuello de Ellis y le miró de mala manera, recorrió co